La revista Vogue había escandalizado a los franceses en agosto del año pasado con una producción de niñas vestidas como mujeres y posando en actitudes sensuales (foto), una audacia que le costó el cargo a su directora, Carine Roitfeld. Ahora, un informe de la senadora de la UMP (partido de gobierno), Chantal Jouanno, denuncia la expansión de este fenómeno y propone algunas soluciones.
La hipersexualización es un concepto creado hace unos años por la sexóloga canadiense Jocelyne Robert para refereirse a la "representación del niño como una especie de adulto sexual en miniatura".
Ésa es la imagen que la senadora Jouanno quiere combatir, a partir de la alarma que ha generado la proliferación de concursos de belleza infantil, el debut cada vez más precoz en el rubro del modelaje y la publicidad, la creciente circulación en los medios de imágenes de menores en poses provocativas, la oferta de maquillaje y lencería para niñas, los casos de pequeñas que van a clase con tacos altos y labios pintados, etcétera.
Esta tendencia aparece denunciada en el informe que la senadora Jouanno entregó al gobierno francés. "Hoy, un 37% de las niñas de 11 años confiesa estar a dieta. La intrusión precoz de la sexualidad provoca daños psicológicos irreversibles en un 80% de los casos, según los expertos", denunció la legisladora.
Entre sus propuestas, figura la de prohibir a los menores de 16 años convertirse en imagen de marcas de moda, con denuncia en Internet a las empresas que no respeten esta consigna. Es el principio name and shame (nombre y vergüenza). Asociar públicamente la marca transgresora al oprobio de mancillar la inocencia infantil.
Jouanno también aboga por la prohibición de los concursos de belleza hasta los 16 años. "¿Dónde está el interés del niño? No son concursos de talento", dijo en entrevista con 20 Minutes.
En cuanto a su sugerencia de reconsiderar la vuelta al delantal en las escuelas (abolido en Francia en los años 70), la senadora admite que ello no tendrá un efecto directo en la hipersexualización, pero sí constituye una barrera a la fractura social y a la competencia de marcas. "Hoy, a los diez años, los niños hablan de Gucci y Vuitton, explica. Por eso propongo [un uniforme como parte de] un zócalo de valores nacionales, una suerte de reglamento, que todos deben adoptar para que los jóvenes sean respetuosos de la institución que es la escuela primaria".
La senadora también quiere elevar el nivel de exigencia en cuanto a la restricción de difundir imágenes "hipersexualizadas", del mismo modo que se hizo en su tiempo con las de violencia. Además, propone un trabajo de concientización con los padres y con los maestros.
Consultado por el diario Le Monde, el sociólogo Richard Poulin (Universidad de Ottawa), autor del lbiro Sexualización precoz y pornografía (2009), dijo que éste es un fenómeno reciente y que constituye una regresión para la mujer, puesto que ésta se siente "en la obligación de estar sexualizada para gustar". En su opinión, estas nuevas normas estéticas vienen "directamente de la industria pornográfica".
"La pornografía, al bombardearnos con imágenes de jóvenes hipersexualidadas, ha afectado la cultura en forma profunda. Su influencia domina los deseos, los fantasmas, pero igualmente las prácticas sexuales y corporales. Ahora, se sexualiza a las niñas al mismo tiempo que se infantiliza a las mujeres. En el imaginario colectivo, es necesario que la mujer sea cada vez más joven para ser bella", explica Poulin. Y cita un ejemplo que le resulta particulamente chocante: "El auge de las operaciones de ninfoplastía, cirugía que busca 'rejuvenecer' el sexo femenino. Ya representa cerca del 10% del total de las operaciones de cirugía estética en Canadá".
El también sociólogo Fréderic Monneyron, especialista en temas de moda y sexualidad, dijo a Le Monde que el fenómeno de las "lolitas" tiene unos diez años y resulta notorio si se mira la edad de las modelos que, de desarrollar su carrera entre los 20 y los 30 años, pasaron a hacerlo desde los 14-15.
"La prohibición de imagnes de niños sexualizados puede ser eficaz", cree Monneyron. "Cuando se sabe la influencia que tienen los medios y la publicidad en nuestros cerebros, es bueno evitar difundir imágenes que atentan contra la representación de los niños".
Finalmente, está la responsabilidad primaria de los padres, sin cuya aquiescencia no habría miniconcursos de belleza ni lolitas en las pasarelas y publicidades. Atlantico.fr reproduce la opinión de la autora de un blog que, como madre, sigue este tema desde hace tiempo: "La sociedad, la prensa femenina, alientan de modo muy molesto esta especie de ambiente de pedofilia simbólica. Ver a esas niñitas disfrazadas de prostitutas me entristece. Sus ganas de jugar con todos los códigos de la femineidad es muy normal, me parece incluso eterna... pero sus modelos de hoy son estrellas hiperfeminizadas, vulgares, son basura".