La demanda es similar a otra interpuesta esta semana en Atlanta, y es la más reciente de varias que han interpuesto ex jugadores contra la liga en meses recientes.
La querella fue presentada en Miami en nombre de los ex jugadores de los Dolphins de Miami Patrick Surtain, Oronde Gadsen y otros 19 exprofesionales de la NFL.
En la demanda los ex jugadores acusan a la liga de omitir u ocultar a propósito pruebas que vinculan las conmociones cerebrales con problemas neurológicos a largo plazo.
La NFL niega que las acusaciones sean ciertas, y asegura que la salud de los jugadores de sus equipos es una de sus prioridades.
Las denuncias en contra de la NFL, que factura 9.300 millones de dólares al año (unos 7.000 millones de euros), llegan tras una década de investigaciones médicas y suicidios de jugadores emblemáticos que generaron una revolución dentro de este deporte.
La NFL recién reconoció hace dos años -tras décadas de ocultar la gravedad de las lesiones que podían sufrir los jugadores en el campo- que existe una conexión entre los traumatismos y el hecho de que un jugador tenga 19 veces más probabilidades de sufrir la enfermedad de Alzheimer que cualquier hombre entre 19 y 49 años, el triple de diagnósticos por depresión que un adulto ileso, o desarrolle demencia a edades más tempranas.
La Universidad Virginia Tech -difundido por el diario El País de España-, hizo un estudio en el que colocó sensores electrónicos en los cascos de los jugadores. En diez partidos y una treintena de entrenamientos contabilizó más de 3.300 impactos.
El Colegio de Neurocirujanos de EEUU descubrió poco después que el 60 por ciento de los jugadores de la NFL padeció al menos un traumatismo craneoencefálico a lo largo de su carrera profesional. Uno de cada cuatro ha sufrido más de dos. Y ninguno tiene un casco suficientemente avanzado tecnológicamente que le proteja de los traumatismos. Porque no existe.
Médicos y expertos reconocen que los cascos sólo protegen ante los impactos agudos que causan fracturas óseas, pero no impiden las lesiones permanentes e irreparables en el cerebro.