Los niveles de violencia son comparables con los de algunos países centroamericanos en los que el crimen organizado ha sumido a la sociedad en el miedo. Sin embargo, no es el narcotráfico el que está detrás de ello. Tampoco las pandillas. El problema allí son las profundas divergencias culturales que enfrentan a su población, en donde varios clanes islamistas logran captar a jóvenes para ponerlos al servicio de sus ideas radicales.
Según apunta la BBC, Daghestán -una de los 83 territorios que componen Rusia- desplazó a su vecina Chechenia en ese triste ranking a fuerza de bombas y asesinatos. Allí proliferan historias de personas desaparecidas o ciudadanos que son sometidos a castigos terribles por tener costumbres contrarias a algunos valores religiosos. Incluso, se ha vuelto una rutina ver comercios incendiados por el sólo hecho de vender alcohol.
"A los atacantes les gusta describirse como devotos", dijo un coronel de la Policía Antiterrorismo a ese medio británico. "Pero muchos son criminales cínicos en busca de dinero", aclaró.
Un método bastante habitual de estas bandas son las llamadas bombas trampa. Consiste en colocar un explosivo y detonarlo; cuando las fuerzas de seguridad llegan al lugar, realizan una segunda explosión, que tiene por objetivo matar al mayor número de policías posible.
El coronel -al que la BBC llamó "Bashir" para proteger su identidad- explicó que todos los agentes se desplazan por las calles fuertemente armados. Cuando tienen que revisar un vehículo, suelen utilizar máscaras. Tanto ellos como los funcionarios del gobierno temen salir a las calles porque en los últimos meses se han convertido en las víctimas predilectas de los insurgentes.
Las autoridades intentan comprender por qué cada vez más jóvenes son reclutados por estos grupos y deciden pasar a la clandestinidad. Y culpan, en buena medida, a las decenas de páginas de Internet radicales que hay en el lugar, a las que constantemente intentan controlar. Por eso, piden a los padres que eduquen bien a sus hijos y los mantengan unidos al seno familiar.
La mayoría de los musulmanes de Daguestán son sufíes, pero en las generaciones más recientes hay una tendencia a la rama salafista del Islam, que es más puritana. Según las autoridades, eso se ha vuelto un problema, ya que ha habido varios ataques contra instituciones que predican una religión más permisiva.
Rizvan Kurbanov, viceministro y hombre a cargo de la Policía, dijo: "No hay lugar en el mundo seguro del terrorismo. Hoy el Cáucaso, Daguestán incluida, es de gran interés para las organizaciones terroristas y tratan de causar disturbios aquí".