Steve Jobs: The Lost Interview ('Steve Jobs: La entrevista perdida') llegará a los cines el miércoles en los Estados Unidos. Se trata de una entrevista de 70 minutos grabada en la década de 1990, antes de que Jobs volviera a Apple.
Diez minutos de la entrevista aparecieron en la miniserie de PBS Triumph of the Nerds ('El triunfo de los nerds') de 1995. Los videos masters se perdieron, pero una copia sin editar de la entrevista apareció recientemente.
En los EEUU, un grupo de periodistas tuvo la chance de ver el film y, entonces, se comenzaron a publicar detalles. Es el caso de la CNN, donde puede leerse un artículo que resalta por qué Apple comandada por John Sculley se hundía con cada paso que daba.
"¿Qué es importante en el desarrollo de un producto?", es la pregunta a la que responde Jobs:
Una de las cosas que más daño hizo a Apple cuando me fui, fue que John Sculley tenía una seria enfermedad. Era la enfermedad de pensar que una gran idea es el 90% del trabajo. Pensar que sólo le dices a otras personas "aquí está la gran idea", entonces todos pueden irse y hacerla realidad.
El problema con eso es que hay mucho trabajo entre una gran idea y un gran producto. Y mientras haces evolucionar esa gran idea, ésta cambia y crece. Nunca termina como comenzó porque aprendes mucho más mientras te vas involucrando en ella. Y ahí encuentras muchísimos otros objetivos que debes tomar. Hay ciertas cosas que no puedes obligar a que hagan los electrones. Hay ciertas cosas que el plástico no puede hacer, o el cristal, o las fábricas, o los robots.
Diseñar un producto es mantener 5 mil cosas en tu cerebro y acomodarlas en nuevas y distintas formas para llegar a lo que quieres. Y cada día descubres algo nuevo: un problema o una nueva oportunidad para acomodarlas juntas de una forma un poco distinta.
Ése es el proceso que conforma la magia.
Y así tuvimos muchas grandes ideas cuando comenzamos (la Mac). Pero siempre sentí que un grupo de personas haciendo algo en lo que realmente creen es como cuando era niño y había un hombre viudo que vivía en la calle donde yo vivía. Tenía alrededor de ochenta años y daba miedo verlo. Pude conocerlo un poco. Creo que me pudo haber pagado por cortar su césped o algo así.
Un día me dijo: "Ven a mi garage, quiero mostrarte algo". Sacó su vieja y empolvada pulidora de rocas. Era un motor con una lata de café y una pequeña banda entre ellas. Me dijo: "Ven conmigo". Fuimos por atrás y sacamos algunas rocas. Piedras feas, comunes y corrientes. Las pusimos en la lata con un poco de líquido, cerramos la lata y encendió el motor. Me dijo: "Ven mañana".
Fui al siguiente día y abrimos la lata. Sacamos unas rocas pulidas bellísimas. Las mismas piedras comunes que habían entrado, se habían frotado unas contra las otras, creando fricción y un poco de ruido, y salieron estas hermosas rocas pulidas.
Eso siempre ha estado en mi mente cuando pienso en un equipo trabajando muy duro en algo sobre lo que están apasionados. Es a través del equipo, a través de un grupo de gente extraordinariamente talentosa, chocando unos con otros, con argumentos, con peleas en ocasiones, con ruido y trabajando, como se pulen unos a otros y pulen sus ideas, y lo que sale son rocas hermosas".
Un fragmento de la entrevista: