El tribunal especial presidido por el juez Olivier Leurent celebró el lunes su primera audiencia durante más de nueve horas en presencia de Carlos, de 62 años, quien tras indicar su identidad y lugar de nacimiento -el 12 de octubre de 1949 en Caracas- y reivindicar su nacionalidad venezolana, afirmó que es un "anticolonialista de nacimiento". Sentado tras un cristal blindado, acompañado de tres policías y distendido, Ramírez Sánchez, medio calvo y canoso, vestido con vaqueros, suéter azul y campera del mismo color, intervino en reiteradas ocasiones.
La primera de ellas fue para denunciar la "falta de ayuda de Venezuela" para respaldar financieramente a sus defensores, Isabelle Coutant Peyre -también su compañera sentimental y con la que se reunió en cada suspensión de la audiencia- y Francis Vuillemin.
"Por culpa de las autoridades venezolanas" los abogados no podrán hacer frente a un juicio de seis semanas, se quejó inmediatamente Coutant Peyre al respaldar a su cliente, que en numerosas ocasiones reivindicó su apego a los ideales bolivarianos.
"A pesar de las promesas de su país que prometió una ayuda permanente, nosotros los abogados, no podemos correr el riesgo de la bancarrota por esperar esa ayuda que nunca ha llegado", agregó Coutant Peyre.
Sin embargo, desde Caracas, el presidente venezolano, Hugo Chávez, lo definió y ordenó a su canciller que vele porque se respeten sus derechos. "Independientemente de lo que le acusen, Carlos fue en esa época digno continuador de las más grandes luchas que desde aquí surgieron por la causa de los pueblos y la justicia de los pueblos", aseguró, en alusión en particular a la militancia del venezolano en favor de la causa palestina.
Horas antes, una treintena de partidarios de Carlos se manifestaron en Caracas para exigir su repatriación y pedir al Gobierno que vele por sus derechos durante el juicio.
El caso
"Carlos, El Chacal" está acusado de complicidad en asesinato y destrucción de la
propiedad mediante explosivos en cuatro "actos de terrorismo" perpetrados en Francia en 1982 y 1983 con el objetivo, según la acusación, de obtener la liberación del suizo Bruno Breguet y la alemana Magdalena Kopp, su compañera de entonces, encarcelada en la época en París. El tribunal que sesionará hasta el 16 de diciembre también juzgará -aunque en ausencia- a los alemanes Johannes Weinrich, Christa Margot Frohlich y al palestino Alí Kamal Al Issawi.
Coutant Peyre denunció que Carlos fue "secuestrado" en Sudán y afirmó que este juicio tiene lugar por "hechos políticos y no por terrorismo". Su colega Bernard Ripert -defensor de Frohlich-, negó "legitimidad" a este juicio 30 años después de los hechos y fustigó que las pruebas esgrimidas provengan de "la basura de los países del Este".
Archivos abiertos tras la caída del Muro de Berlín en países del ex bloque soviético, en particular Hungría, Alemania del Este y Rumania, permitieron conocer los preparativos de los atentados cometidos en Francia por Carlos, leyenda de la lucha armada propalestina en la Europa de los 70.
"Sé que no les gusta a los asesinos, a los terroristas, que a pesar del tiempo se les pidan cuentas", sostuvo el abogado de la acusación, Francis Szpiner, antes de recordar que "en esta misma sala Alfredo Astiz (ex marino argentino) fue condenado a cadena perpetua" en ausencia en 1990.
En otra de sus intervenciones, Carlos expresó su "compasión por las víctimas" y arremetió contra el "Estado racista sionista de Israel" que "ha explotado" a las víctimas de la deportación.
Más tarde,, se mostraría visiblemente ofuscado al intentar explicar "como soldado" y "anticolonialista de nacimiento como todo venezolano bolivariano" lo que sabía del atentado contra un DC10 de la UTA en Níger (1989, 170 muertos). Como el presidente le decía que el martes podría contar su biografía, Carlos levantó la voz visiblemente enfadado. "No es mi biografía, amigo mío", dijo antes de sentenciar: "Esto es una comedia".
Lo que sigue
De los más de 70 testigos citados a comparecer en este proceso, sólo un puñado parecían estar en condiciones de acudir al tribunal.
Magdalena Kopp -residente en Alemania-, esposa de Ilich Ramírez Sánchez, explicó en una carta leída por el juez que les es "imposible atestiguar a favor o contra él siendo el padre de mi hija". En cambio Hans Joachim Klein, otrora compañero de ruta de Carlos, presente en la sala, comparecerá el 2 de diciembre.
Numerosos testigos residentes en Suiza, Hungría, Rumania y la ex RDA que fueron citados a este juicio podrían no comparecer en el mismo, al igual que otros testigos franceses, de avanzada edad o enfermos.
Leyenda de la lucha armada de los años 70 en nombre de la causa palestina y al frente de espectaculares operaciones armadas en Europa como la toma de rehenes de la OPEP en Viena en 1975, Ilich Ramírez Sánchez fue condenado en 1997 en Francia a cadena perpetua por el asesinato de dos policías y de un informante en 1975 en París.
Tras los atentados en Francia, Ilich Ramírez, mayor de tres hermanos en el seno de una familia comunista, se refugió en Damasco y en los años 1990 se trasladó a Sudán, donde en 1994 fue detenido por agentes franceses. El martes se leerá el acta de acusación y luego se empezará a examinar la personalidad de los acusados.