Edineira siempre residió en Nueva York y alrededores. De aquellos días en los que tuvo que hacerle lugar en su departamento a una amiga que vivía a pocas cuadras de las torres gemelas y lo había perdido todo, recuerda el impacto de los atentados como "un despertar brutal de las divisiones políticas, sociales, religiosas y económicas que hay en el mundo".
Pero también valora el gran vuelco solidario que se produjo en la sociedad neoyorquina. "La gente se dio cuenta de su papel social en una ciudad como ésta, en la que somos todos islas", cuenta en su testimonio para Infobae América. Es por eso, dice, que ahora la comunidad toda reacciona más en conjunto frente a cualquier adversidad.
Su vida cotidiana no cambió mucho en estos 10 años pero hay aspectos vinculados al atentado que aún le molestan. "No puede ser que la clase política no haya podido ponerse de acuerdo para reconstruir el downtown de Manhattan en todo este tiempo. Siguen todavía las obras". Y, aunque nunca tuvo miedo, ni antes ni ahora, sigue embargada por la sensación de inseguridad. "Aunque Bin Laden esté muerto, no hemos hecho mucho progreso en el sentido de evitar que ocurra otro 11 de septiembre", finalizó.