Con varios cientos de devotos, en tan solo dos años se han abierto ya tres templos distintos para rezar y realizar ofrendas a la también llamada "Niña Blanca", una imagen esquelética vestida de mujer.
Uno de los factores que ha impulsado el crecimiento del culto en Juárez, urbe fronteriza con El Paso (Texas, EE.UU.), es la presencia de miles de agentes de la Policía Federal, quienes ponen en riesgo sus vidas en el combate a los narcotraficantes. Alguien que vive en riesgo, como los policías federales, o "realmente cualquier persona que viva aquí en Ciudad Juárez, necesita de mayor protección. Y si hay alguien que puede salvarte de una muerte trágica, es la Santísima Muerte", dijo a Efe Yolanda Salazar, sacerdotisa de uno de los templos.
Los traficantes de drogas e incluso los residentes de barrios golpeados por la violencia imploran a la Santa Muerte para que los proteja, algunas veces erigiendo capillas con su imagen en la que dejan limosnas, tequila, cigarros y dulces.
El culto de la Santa Muerte se remonta a 1795, según diversos investigadores, cuando los indígenas adoraban un esqueleto al que llamaban Santa Muerte en un poblado del centro del país, y hay testimonios de que este culto permaneció oculto en los últimos dos siglos.
No obstante, los especialistas coinciden en que el culto se expande de manera explosiva a partir de la crisis económica de 1995, cuando la adoración a la Santa Muerte sale de sus altares domésticos e invade las calles y encabeza procesiones y fiestas públicas religiosas con cientos de asistentes.
Esta manifestación religiosa incluso rebasa las fronteras del país llevado por emigrantes que lo promueven en otros países. En fecha reciente agentes de la Policía Federal desmantelaron en Juárez una casa de seguridad utilizada para retener a víctimas de secuestro y se encontraron un altar con calavera que vestía traje de novia, dos cráneos y cuadros de adoración a la Santa Muerte.
Debido a que la Iglesia católica no reconoce el culto a la Santa Muerte, los seguidores empezaron a poner pequeños altares dentro de sus viviendas para pedirle protección y ahora ya se están erigiendo templos en la ciudad, explicó Salazar. "Necesitábamos un lugar a donde la gente pudiera acudir a venerar a la Santa Muerte, porque es probable que no toda la familia sea devota" y los que sí lo son "no pueden tener un altar propio. Entonces aquí pueden venir y hacer sus ofrendas y adoraciones", agregó.
El templo, que se encuentra abierto las 24 horas durante toda la semana, se llena particularmente los domingos, día en que se ofrece una misa a la "niña blanca".
Familias enteras, hombres que llegan de otros estados de México, policías y amas de casa se reúnen para rezar el Rosario a la Santa Muerte, encabezado por la sacerdotisa del templo, cuya fachada está pintada de negro y con letras blancas.
Al ingresar al santuario hay un patio decorado con una gigantesca figura de la Santa Muerte, donde la gente ofrece desde pan hasta joyas valiosas. El rito se lleva a cabo en la sala interior, adornada con veladoras y cientos de figuras de distintos tamaños.
Uno de los asistentes al ritual que pidió no ser identificado declaró a Efe que es adorador de la figura desde que supuestamente recibió ayuda de la Santa Muerte cuando intentaron asesinarlo. "A mí ya me habían dicho que me iban a matar, porque no pagué un dinero que debía. Y nos venimos a El Paso, pero una vez me agarraron y ya me iban a matar. Escuché el balazo, pero gracias a la 'Niña Blanca' no me pasó nada. Por eso vengo a rezar", explicó antes de entregar una ofrenda floral a la Santa Muerte.
Salazar dijo que, a diferencia de lo que generalmente se cree, "la Santa Muerte, únicamente trae protección". "Es una entidad protectora, benévola justa y equitativa. Dios le entregó el mundo en sus manos, ya que ella se dedica a recoger las almas cuando la llama de la vida se extingue", aseguró