Argentina por ahora no se ve en Alta Definición

Hay que ir por partes. A pesar de haber convertido un solo gol en dos partidos ( "El Kun" a Bolivia), a Argentina le sobran atacantes de jerarquía a nivel mundial: Messi el mejor del mundo que tiene una gran deuda por cumplir con la Selección como dijo Mario Kempes hace poco, "El Kun", Tevez (lo aplauden porque es de los pocos que no se cuida el cuerpo pensando en la temporada europea, no por jugar bien al fútbol), Di María (podría jugar a la izquierda de Mascherano también para tener salida en el medio), Higuaín (en España no entienden por qué no es titular y es el único "9" con chapa), Lavezzi o Milito (cada vez que le tocó estar en la Selección bajó su rendimiento o se lesionó) de los que están en la lista. 

El problema grave que tiene la Selección Argentina es que hasta ahí llega. Batista es hoy el gran responsable que no sabe cómo armar el equipo, ni generar mística alrededor de los jugadores. El miedo que le tiene a Tevez, desde su no convocatoria a su titularidad, y su cambio de discurso generan confusión. El 2010 fue el año de los interinos: los tuvieron la Selección, River, Boca e Independiente. Batista es el sobreviviente, más por un capricho de Grondona que por propias cualidades. 

Hoy Argentina está fuera de los juegos Olímpicos de Londres y viene de hacer un triste papel en el Mundial Sub 17 conducido por Garré, donde en su grupo perdió dos,  ganó uno y pasó por la puerta de atrás para perder por penales en octavos con Inglaterra. El torneo local no brilla, aunque a la Selección le vendría bien una dosis de huevo y juego duro made in Apertura-Clausura. 

Entonces, volantes y defensores no hay en calidad y cantidad, como sí abundan los delanteros. Todo al margen de la apatía general del equipo y la falta de compromiso mostrada en estos dos partidos.

Y los delanteros que tiene la Selección no tienen el estilo de Ibrahimovic, al que se le puede tirar para que aguante y descargue. A todos los nombrados anteriormente (salvo Tevez quizás), hay que llegarles generando juego asociado, con toques cortos, medianos y largos, rotando y llegando por sorpresa. Si se empieza por la defensa, Milito, cuando en el Barcelona juegan titulares contra suplentes, mira desde afuera a punto tal que "Pep" inventó a Mascherano de central. Contra Colombia, Milito y Burdisso -uno cada uno- hicieron tremendos regalos que pudieron haber costado la eliminación. Zanetti a su edad, encima no llega ni por derecha ni por izquierda y su espalda aparece siempre libre, lo mismo que la de Zabaleta o la de Marcos Rojo. Y acá hay también una gran responsabilidad del entrenador por la elección de los nombres y pedirles que intenten jugar como Dani Alves, Pique, Puyol y Adriano. Ojalá lo logren, es el sueño de cualquier persona que mira y ama el fútbol. Pero están bastante lejos. 

Y si se va a las últimas defensas campeonas mundiales o de Copa América con Argentina aparecían un Passarella (capitán en el 78) o un Ruggeri (capitán en las dos Copas Américas ganadas en el 91 y en el 93) dentro de ellas. Y si buscamos al otro capitán fue Maradona en el 86. A ninguno se le hubiera visto la cara que puso Messi frente a Colombia. Nunca. Fueron tres guerreros vestidos de celeste y blanco. Punto. Que la gente se haya dado vuelta de esa manera sobre el final del partido significa mucho. Fue contra los jugadores esta vez. El público percibió o mejor dicho no recibió nada por parte de ellos.

Argentina nunca más tuvo un líder en defensa. "El Ratón" Ayala pareció encaminarse pero terminó como líder negativo. En Francia 98 no leyó un pelotazo de 70 metros y dejó a Berkamp solito con un Roa estático en Marsella para la eliminación del equipo de Passarella con Holanda. En el 2002 como capitán de la era Bielsa se desgarró entrando en calor a minutos del debut y en el 2006 erró el penal en la definición con Alemania. 

Recordemos que en Sudáfrica el problema de la Selección fueron los cuatro goles que le hizo Alemania y no sus delanteros. Mientras el partido estaba 0-1, Argentina empujó, pero el síndrome fue el mismo: muchos nombres arriba pero en el medio no había jugadores. Durante mucho tiempo hubo que soportar a los carrileros como Maxi Rodríguez (cuánto le costó a la Selección aquel gol contra México) y a Jonás Gutiérrez. Ahora parece ser el tiempo de los toquecitos con los volantes centrales. Todos parecen querer encontrar una fórmula mágica cuando lo que hay que hacer es darse cuenta primero la escasez de volantes y defensores y acomodar el equipo en base a ello. 

Si no hay buena gente atrás, quizás Guardiola le hizo un favor a Batista al mostrarle que Mascherano puede ser líder desde el fondo. Si volantes centrales sobran. A Pastore hay que darle rodaje, y si marcadores de punta no hay que le enseñe a algunos volantes a jugar por ahí. Basta de Zanetti. O que lo llame a Papa. O que defienda con tres. ¿Por qué no Ricky Álvarez o "El Burrito" Martínez en la Selección? ¿Por qué no un marcador central del fútbol local en vez de los que están que te coma los tobillos y deje el alma en la cancha? A Otamendi lo dejó en Portugal y se moría de ganas por una revancha. 

Mucho Twitter y muchas fotos en la gira. Pero Batista tiene que entender que le ponen una línea de cinco volantes entre sus propios volantes y sus delanteros y ya le manejan el partido. Tiene que saber que si sus marcadores de punta suben no van a generar situaciones para Argentina, las van a generar para los contrarios y que el toqueteo lento de tres volantes centrales en inferioridad numérica le desbalancean cualquier intención de jugar por abajo y abastecer a los delanteros. 

Argentina seguramente pasará de ronda. Habrá que ver si primera o segunda. Y podrá ganar la Copa. Pero ese no es el objetivo fundamental, aunque sí es el que se trazó Batista. Ganar la Copa jugando así no sirve. Argentina lo primero que necesita es el compromiso de sus jugadores, el de Messi en primer lugar. Después salir de este laberinto al que están jugando y encontrar dos líneas confiables (medio y defensa) que acompañen a la superpoblación de delanteros que tiene. Y después las Eliminatorias. 

Seguramente, Batista y su cuerpo técnico ya le habrán agradecido a Dios y María Santísima que Brasil no las juega. Si no, todavía serían más complicadas de lo que van a ser. 

Gonzalo Mozes.

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