El desconcierto reina en las inmediaciones de las dos cárceles venezolanas que hace cinco días carecen de control policial. El ministerio del Interior de Hugo Chávez envió miles de hombres para intentar contener los levantamientos, pero aún no obtienen resultados. En tanto, cientos de familiares de presos se agolpan en las puertas en busca de alguna certeza sobre sus seres queridos.
Según datos oficiales aún quedan 2.150 presos en las instalaciones de Rodeo I y II. Este domingo 19 de junio fueron trasladados 2.500 del Rodeo I a otros cuatro penales del país. Y en el Rodeo II se mantienen atrincherados los "pranes" (jefes) Yorvis Valentín López Cortez (más conocido como "el Oriente") y Yoifre Francisco Ruiz Estanga ("el Yoifre"). Según reveló uno de los trasladados, un grupo de reclusos intentó -sin éxito- arrebatarle el control del penal a estos presos que actualmente lideran el motín.
De acuerdo con su explicación, estos "pranes" son los encargados de "dirigir la cárcel, de poner las normativas de comportamiento, de conducta y de ejecutar a quienes no sean favorables al sostenimiento de su gobierno".
Los líderes dentro del penal consiguen dinero para abastecerse de armas mediante el pago de una cuota a los presos. Los domingos, cuando los familiares los visitan, son los días de recaudación.
Con ese dinero, negocian con guardias corruptos. De acuerdo con un informe de empleados de la Dirección Nacional de los Servicios Penitenciarios, difundido por El Nacional, algunos funcionarios de la Guardia Nacional pueden cobrar hasta 10 mil bolívares (2.300 dólares) por el ingreso de un arma de alto calibre a una cárcel. Todo tiene un precio estipulado: una pistola, 70 dólares; una granada, 45 y seis botellas de alcohol, entre 23 y 46 dólares.
Los presos rescatados, además, confirmaron la situación de precariedad en el interior de las cárceles venezolanas. "Estamos en un caos: no hay agua, no hay electricidad, no hay nada que se pueda comer. Estamos a la expectativa de que nos auxilien. Anoche, con todas esas detonaciones, pensamos que era nuestro último día de vida", detalló uno de ellos.
A esta situación se le suma la desinformación oficial que no sólo priva a los familiares de conocer la suerte de sus afectos, sino que además priva a la población de conocer los métodos por los cuales las fuerzas de seguridad intentan recuperar el control de los penales. Laura Fajardo, familiar de un recluso del centro penitenciario de El Rodeo, denunció que "el Ejército trajo municiones como si se encontraran en la guerra". Además, confirmó que no tiene información sobre el estado de los reos, "no hay ningún listado de fallecidos, heridos o trasladados", detalló.
La crisis carcelaria en Venezuela es inocultable. Según el Observatorio venezolano de Prisiones, en el primer trimestre de este año, 124 personas murieron en las prisiones venezolanas, un 22% más que las 102 del mismo período del año pasado. En 2010, 476 internos murieron, y 958 resultaron heridos en las cárceles venezolanas, que tienen una población reclusa oficial de 44.520 presos y una capacidad para poco más de 14.500 en sus 34 centros.
En estos dos episodios, de lo más grave en la historia carcelaria de Venezuela, aún no se conoce la cifra exacta de muertos. El Gobierno contabiliza menos de 30, los presos denuncian 70.