El periodista francés Jean-Dominique Merchet, especialista en Defensa, recuerda que los 40-50 buques que pasan todos los días por el Canal de Suez lo hacen sin problemas. Sin embargo, las protestas violentas en Egipto pusieron nervioso al mundo petrolero. Por allí pasan 29 millones de toneladas de crudo por año (cerca del 8% del crudo que vende Medio Oriente a Occidente) y es uno de los principales cuello de botella del comercio mundial.
Para la economía de Egipto es clave. El país cobra un peaje de 200 mil dólares por cada embarcación y en 2009, a pesar de la crisis financiera, dejó unas ganancias de 4900 millones de dólares. Con estas cifras, es poco probable que el país, todavía en crisis política, ponga en juega semejantes ingresos extraordinarios.
Ante los primeros incidentes a fines de enero, el ejército egipcio negó problemas y creó una autoridad especial de emergencia militar para vigilar la seguridad del Canal de Suez y el oleoducto Suez-Mediterráneo. Este último es más importante que el canal para la logística de hidrocarburos, ya que es capaz de transportar 2,5 millones de barriles de crudo por día, el doble que el canal puede manejar.
A pesar de los esfuerzos del general Sami Anan para calmar las compañías petroleras y los propietarios de buques, se mantiene el temor de que este paso puede cerrar en cualquier momento.
El 5 de junio de 1967, al comienzo de la Guerra de los Seis Días con Israel, Egipto decidió clausurar el canal de Suez y no lo volvió a abrir hasta firmar los acuerdos paz ocho años después.
Esta decisión fue un golpe para el comercio marítimo. En ocho años, los barcos tuvieron un costo extra por tener que tomar otros caminos más largos para llevar sus productos a Occidente y Egipto perdió cerca de 220 millones dólares por año.
Ante este nuevo conflicto en El Cairo, los dueños de las embarcaciones ya analizan tomar otros caminos alternativos. El paso por el Cabo de Buena Esperanza sigue siendo el más creíble y el de Panamá es otra, más costosa.