Claudio Loser fue parte del Fondo Monetario Internacional durante 30 años. Se inició en el área internacional y terminó como economista jefe para el Hemisferio Occidental en 2002. Dedicado ahora a su propia consultora, su trayectoria como observador de las economías y líderes latinoamericanos, le permite opinar sobre la particular relación de Kirchner con el FMI.
Kirchner pagó con reservas del Banco Central los U$S9800 que debía al FMI, una de las decisiones más fuertes de su gestión. Luego habló de que "hay vida después del Fondo". ¿Qué opina de lo hecho y de su actitud ante el organismo?
Lo utilizó como un grito de batalla contra los problemas de la Argentina. Injustificadamente culpó al FMI. Pero le funcionó bien. Cuando él llegó al poder, la economía ya mejoraba. No necesitó del financiamiento del Fondo y luegó devolvió el dinero. Fue un error haber pagado toda la deuda. La tasa de interés a la que se le prestaba era menor a la del mercado. El beneficio de esa medida fue sólo político. Le sirvió para su discurso anti-Fondo que más tarde dejó de ser útil.
Argentina siguió al pago adelantado al FMI de Brasil. Y tras la crisis financiera que llevó a los organismos de crédito a replantear sus principales enunciados, ¿no le parece que el tiempo le dio la razón a Kirchner?
No. Todos los países que cancelaron sus deudas con el Fondo, como Brasil, Perú y Chile, mantuvieron su relación. Argentina no tuvo, tras el pago, un desempeño mejor al de otros países. La pelea fue innecesaria.
¿No cree que fue una de las decisiones que marcó su gestión como presidente que a su vez volvió a mostrar al país como un buen pagador?
Sin duda. Pero también el impulso económico del país se aprovechó del viento de cola para poder salir de la recesión. Ayudó mucho el alto nivel de reservas acumulado.
¿Qué balance hace de su gestión económica?
La divido en dos partes. La primera fue bastante conservadora, más allá de su retórica. Fue fundamentalista, bajó la inflación y hubo un fuerte crecimiento. La segunda fue distinta, con más intervención estatal, manipulación de las estadísticas del INDEC, una tasa de inflación comparable con la de Venezuela, que cubre de una sombra innecesaria todo lo hecho. Este último tiempo, ya con Cristina Fernández en el poder, se vio favorecido otra vez por los precios internacionales y un muy buen momento de Brasil.