Jonathan Franzen, el autor que Obama eligió para sus vacaciones

Su novela anterior vendió tres millones de ejemplares en el mundo. El presidente de los Estados Unidos pidió un ejemplar anticipado de Freedom, la nueva, que recibió elogios superlativos y lo convirtió en el nuevo gran escritor de ese país

Guardar

Pasaron diez años desde que la revista Time dedicó su tapa a un escritor. Cuando volvió a hacerlo, en agosto, los editores argumentaron: "No es el más rico ni el más famoso. Sus personajes no resuelven misterios, no tienen poderes mágicos ni pertenecen al futuro. Pero en su nueva novela, Freedom (Libertad), Jonathan Franzen nos muestra cómo vivimos hoy".

Su tercera obra, Las correcciones, se convirtió en un boom apenas llegó a las librerías en 2001 y mereció el National Book Award. Describe, con un humor que no trivializa el tema, la expulsión del paraíso moral de la clase media en el caso de la familia Lambert, mientras el patriarca se deshace en el mal de Alzheimer. Ni siquiera la caída de las Torres Gemelas afectó el interés por el libro, que luego se multiplicó fuera de los Estados Unidos: Franzen ha vendido 2,85 millones de ejemplares en el mundo.

Desde entonces trabajó en Freedom. Pensó que iba a costarle menos, pero quizá el error de cálculo haya redundado en su beneficio. El texto cosechó elogios solamente. Creó tanta expectativa que el presidente de su país pidió un ejemplar anticipado: fue uno de los tres libros que Barack Obama leyó durante sus vacaciones en Martha's Vineyard.

Freedom, que se publicará en español en 2011, cuenta la historia de los Berglund, un matrimonio americano perfecto. O eso creen sus vecinos. En ese relato doble, Franzen emplea la sátira para pintar un cuadro realista de los absurdos de la vida contemporánea.

Puertas adentro Walter Berglund cambia la amabilidad constante (que sedujo a su secretaria Lalitha) por la indiferencia y la agresividad pasiva. Su mujer, Patty, sucumbe al sarcasmo y el alcohol y, como una Emma Bovary de Minnesota, engaña al marido con su mejor amigo. El hijo se muda a la casa de al lado: prefiere otra familia. Son los años de George W. Bush y el malestar se acumula, desde la depresión a la crisis económica.

Franzen no sigue el camino público de los precursores ilustres que le han atribuido: Tom Wolfe, Norman Mailer, Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald. No aparenta los 51 años que ha cumplido, no se comporta como un best seller. Cuando rechazó la invitación al programa de Oprah Winfrey, que había elegido Las correcciones como libro del mes, sus editores quedaron furiosos y asombrados.

Su personaje de escritor no ha hecho mella -quizá, lo contrario- en su regreso. Lev Grossman, de Time, lo consideró el escritor estadounidense vivo "más ambicioso, y uno de los mejores". La implacable Michiko Kakutani, premio Pulitzer y crítica de The New York Times, lo elogió también: "Con una prosa a la vez visceral y lapidaria, Franzen nos muestra a sus personajes en lucha por equilibrar la ecuación entre sus expectativas y la realidad". David Ulin, de Los Angeles Times, cree que Freedom es la reacción literaria a "la década brutal que siguió a la caída de las Torres Gemelas".

Guardar