Viajaba en el grupo de los fusilados en Tamaulipas. Entre los cadáveres, fingió que estaba muerto. El tiro final le entró por un extremo del cuello y le salió por la mandíbula. Esperó, tendido, hasta que los victimarios se fueron y salvó su vida, según informó El Universal.
En el hospital, Luis "Freddy" Lala Pomavilla dice que logró escapar del rancho donde fueron asesinadas 72 personas que, como él, intentaban ingresar a los Estados Unidos. Desde que avisó a las autoridades, el Gobierno de México lo trata como testigo protegido. Su identidad, que trascendió por la prensa, no fue revelada oficialmente.
Este ecuatoriano de 18 años se iba a reunir con sus padres en los Estados Unidos. Esperaba ayudarlos a pagar lo que les adeudaban a los "coyotes", los traficantes de hombres y mujeres que operan en la frontera, según explicó su tía María Udulia Lala.
Él y el resto de los indocumentados asesinados en San Fernando, Tamaulipas, iban en un camión cuando, entre el sábado y el domingo pasado, los interceptó un convoy de narcotraficantes del cártel de Los Zetas.
En Ecuador, Lala Pomavilla era agricultor y, cuando tenía suerte, obrero de la construcción. Vivía en Zer, una localidad de 400 personas en la zona andina del sur de Ecuador, en una vivienda de adobe con una sola habitación pequeña que compartía con su mujer, Angelita Lala, embarazada de cuatro meses. Sólo ella conocía el camino peligroso que él decidió emprender.
"Se fue sin decir nada a la familia. Es el sobrino más querido", dijo María Udulia Lala a la agencia de noticias EFE. Ella sigue en Zer, una comunidad en la provincia de Cañar que la emigración ha dejado medio vacía.
La última vez que supieron de él fue hace una semana, cuando llamó a su esposa desde México, a través de su "coyote", para decirle que iba a avanzar hacia la frontera.
Freddy se comprometió a abonar 11 mil dólares a un traficante de personas por hacer el periplo. Él, como sus padres, caminaba con una deuda a cuestas.
El sobreviviente, que resultó herido de bala en el cuello, declaró que los fusiladores son miembros de Los Zetas, el cártel narco que también se dedica a la extorsión y el secuestro. Todavía se investiga cuáles fueron las causas de esta matanza.
Según reveló, los Zetas ubicaron uno a uno a los 72 inmigrantes, entre ellos menores de edad, contra la pared del rancho. Luego, los obligaron a quedarse con la cabeza agachada y abrieron fuego. Al final, los asesinos dispararon el tiro de gracia a cada víctima.
Entre los muertos había ciudadanos de Brasil, El Salvador, Honduras y Ecuador.
El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, prometió el miércoles movilizar a la embajada de su país en México para auxiliarlo a él y a cualquier otro ecuatoriano afectado por la tragedia.
A Zer, sin embargo, no ha llamado aún representante alguno del gobierno. Tampoco han recibido noticias certeras.
En la historia de Lala Pomavilla resta un misterio por explicar: cómo recorrió los casi 22 kilómetros que separan el rancho donde sucedieron los hechos del sitio en el que tomó contacto con la policía mexicana.