Tres décadas atrás tomar un helado en invierno era una locura a la que sólo se aventuraban los valientes. Las heladerías se vaciaban a partir de marzo ofreciendo un panorama tristísimo mientras los comerciantes rogaban para que vuelva el verano y así poder ver sus heladerías atiborradas de público.
En aquel entonces, la gente era fiel a la heladería del barrio, había una baja oferta de sabores (que jamás excedía los veinte gustos) y sus dueños ni barajaban la posibilidad de ofrecer otro producto que no fuera helado.
Pero el panorama cambio drásticamente en los últimos años: los consumidores modificaron sus hábitos al tiempo que las heladerías se convirtieron en espacios que se visitan los 365 días del año. La modernización de los locales fue clave en este proceso: actualmente cuentan con calefacción, wi fi, pastelería y mozos, entre otras tantas cosas, lo que las convierte en sitios cómodos también durante el crudo invierno.
?Hace aproximadamente 20 años nace un nuevo concepto en Europa que es el de incorporar confitería-cafetería a las heladerías, que fue copiado por algunas heladerías argentinas. Al principio costó aceptar la idea por el consumidor y muchas cerraron en el intento. El consumidor se fue acostumbrando y hoy es difícil aceptar un local de venta de helado sin cafetería a pesar que todavía muchos no lo han incorporado?, indicó el Raúl Alfonsín, consultor de heladerías.
En la actualidad las heladerías no venden sólo productos sino también servicios. Si bien tomar un helado siempre fue una experiencia de placer, hoy es más disfrutable porque se le brinda al consumidor ?un ambiente mucho más amigable para hacerlo en todas las épocas del año. Desde el resto de los productos que ofrecemos hasta la arquitectura del local hace esto posible?, sostuvo Ariel Davalli, vicepresidente de Chungo.
Y agregó: ?El cambio no fue abrupto y se fue dando de manera progresiva. El mercado argentino fue madurando y aceptando y, hasta en algún punto, exigiendo este cambio?.
Heladerías tradicionales como lo es Freddo, se adaptaron al cambio e incorporaron estos ambientes agradables repletos de servicios. Hasta las marcas que llegaron después como Persicco, Volta o Munchi?s también hicieron lo suyo y abrieron sus puertas con un abanico de propuestas ya incorporadas. Las mismas heladerías de barrio ofrecen al menos algunas mesitas donde servir café y alguna que otra masita.
?El concepto es el mismo, un lugar para compartir, agradable, cómodo y cercano?, aclaró Sergio Gratton, director General de Freddo al tiempo que aclaró que a pesar de las nuevos productos que se incorporaron, el eje de la empresa ?sigue y seguirá siendo el helado?. ?Los productos como el café, por ejemplo, simplemente son complementos que hacen que el lugar sea más completo?.
El consumo en invierno
Ni las bajísimas temperaturas del invierno lograron ganarle a las heladerías, que lograron vencer la estacionalidad del producto. Tomar un helado en invierno era un disparate pero hoy es moneda corriente.
?El helado no era un producto que se consumía en invierno por una cuestión cultural y porque las heladerías no estaban abiertas. Esta nueva costumbre hace que el helado deje de ser un producto de temporada a un producto que podamos consumir cuando queramos y en cualquier época del año ya que no sólo es considerado un refresco sino que también es un alimento muy importante para adultos y niños. Con el tiempo el consumo será mayor, inclusive está comprobado que en países donde hace más frío es donde mas se consume?, señaló Alfonsín.
Otro factor clave que logró desestacionalizar el producto fue la implementación del envío a domicilio. El hecho de que el consumidor tenga la posibilidad de elegir trasladarse o comprar el producto sin moverse de su casa se transformó en un servicio indispensable para proteger a la clientela.
?El consumo de helado (en invierno) disminuye mínimamente, lo que ocurre es que la gente cambia la forma de adquirir el producto. En invierno, el flujo de clientes en los mostradores merma pero el servicio de delivery se incrementa notoriamente?, aclaró Gratton.
La merma de consumo en los meses más fríos en comparación al verano existe pero la diferencia cada vez es menor. ?Disminuye en menor medida que años atrás. Esto depende mucho de la ubicación del local y el tamaño del mismo. El porcentaje se ubica entre un 30 y 40%?, indicó el vicepresidente de Chungo al tiempo que precisó que en la década del noventa el consumo disminuía el 50%.
Además, la baja en las ventas se compensa con el aumento de los productos de cafetería, confitería y chocolatería.