El Ejército colombiano consiguió engañar a la guerrilla de las FARC e infiltró la cúpula de ese grupo, con la finalidad de rescatar a un grupo de rehenes que llevaba varios años de cautiverio en la selva. Se llamó la "Operación Jaque".
Por aquel entonces, el hoy presidente electo Juan Manuel Santos se despeñaba como ministro de Defensa. Según su relato, un hombre infiltrado por las Fuerzas Armadas logró que las FARC concentraran a los rehenes -hasta ese momento divididos en tres grupos- en un sitio donde los recogió un helicóptero para trasladarlos a otra zona supuestamente por orden de Alfonso Cano, el entonces líder del grupo guerrillero.
"Esta es una operación sin precedentes que pasará a la historia por su audacia", dijo Santos aquel 2 de julio de 2008 cuando anunció el rescate a la prensa.
Los servicios de inteligencia del Ejército habían logrado infiltrar al menos a uno de sus hombres en "la primera cuadrilla de las FARC, la misma que ha mantenido durante los últimos años a un grupo numeroso de secuestrados en su poder", explicó Santos.
Betancourt había sido secuestrada en febrero de 2002, en tanto que los estadounidenses habían caído en poder del grupo un año después, cuando cayó el avión en el que realizaban operaciones antidrogas por cuenta de una empresa contratista del ejército de su país.
Santos relató asimismo que, "a través de diferentes procedimientos se logró también infiltrar al secretariado", el mando central de siete miembros de las FARC. De este modo se pudo coordinar para que "los secuestrados fueran recogidos en un sitio predeterminado por un helicóptero de una organización ficticia. Se coordinó también que el propio alias 'César' y otro miembro de su estado mayor viajaran personalmente con los secuestrados para entregárselos a Alfonso Cano", agregó Santos.
"El helicóptero, que en realidad era del Ejército nacional, y tripulado por personal altamente calificado de nuestra inteligencia, recogió a los secuestrados en inmediaciones del departamento del Guaviare", contó el hoy presidente electo de Colombia. Instantes más tarde, los rehenes volaban libres, sanos y salvos hacia San José de Guaviare.
Poco después de este cinematográfico rescate de Ingrid Betancourt, los tres técnicos estadounidenses y 11 militares colombianos, la televisión de ese país exhibió un video que mostraba los preparativos y el desarrollo de la operación.
Allí se veía a los militares colombianos pintando los helicópteros MI17 del ejército para camuflarlos y asimilarlos a los que se usan en los operativos humanitarios. Luego, se ven los ensayos en las selvas de Guaviare y a los actores del montaje, entre ellos periodistas, oficiales y tripulación, todos caracterizados como personal humanitario.
Como los propios rehenes fueron engañados y creían que iban a ser trasladados a otro sitio de cautiverio, también se ve en el documental el momento de júbilo que vivieron en el interior del helicóptero cuando uno de los oficiales del Ejército les comunicó que estaban libres.