Los colegios dan así sus primeros pasos para incorporar más alimentos frescos y caseros sin la necesidad de alterar sus presupuestos. Sin embargo, los productos procesados y baratos aún dominan las dietas en las escuelas norteamericanas.
Impulsores del proyecto, como el propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, proponen una mayor inversión en las comidas escolares que se ofrecen a algunos de los niños más necesitados del país.
El objetivo es crear hábitos alimenticios más saludables y reducir los índices de obesidad que se llevan casi 150.000 millones de dólares en gastos médicos cada año.
Casi un tercio de los niños norteamericanos es obeso o tiene sobrepeso, y expertos en salud pública ya advirtieron que esta generación de jóvenes podría ser la primera en vivir menos años que sus padres.
El granjero local Bob Knight provee a 23 distritos escolares del sur de California con productos a precios competitivos, dándoles a niños pobres acceso a lo mismo que se vende a clientes adinerados por medio de mercados de productores o ventas directas.
"Estamos tomando esa comida elitista y llevándola a los niños que jamás tienen acceso a ella", explicó Knight.
Michelle Ratcliffe, gerente del programa De la granja a la escuela para el Departamento de Agricultura del Estado de Oregon, dijo que las escuelas necesitaban más dinero para mejorar lo ofrecido en las bandejas, donde es común encontrar carnes procesadas y pizza llena de grasa.
Con ese fin, el subsecretario de Agricultura de los Estados Unidos, Kevin Concannon, se sumó al pedido del presidente y de la primera dama Michelle Obama de 10.000 millones de dólares más para financiar programas escolares de desayuno y almuerzo en el transcurso de una década.
"Uno paga más por mejores alimentos y eso es cierto para las instituciones también. Creo que hay que reconocer eso. El beneficio de esas inversiones será enorme", sostuvo Concannon.
Cada día, las escuelas de los Estados Unidos sirven unos 11 millones de desayunos y 31 millones de almuerzos.
Una propuesta en el Congreso pide un incremento de fondos por 4.500 millones de dólares en el transcurso de 10 años y exigiría que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos establezca nuevos estándares para las comidas escolares, ya sea se sirvan en un comedor o estén a la venta en máquinas.
El dinero adicional aumentaría lo que las escuelas reciben por cada comida servida de 2,68 a 2,74 dólares y aportaría dinero para programas De la granja a la escuela, jardines escolares y capacitación.
Actualmente, después de los costos en mano de obra y gastos generales, a las escuelas les queda aproximadamente un dólar por almuerzo para gastar en comida. En consecuencia, muchas dependen de alimentos poco caros como la pizza, bastoncitos de pollo y carnes enlatadas.
Más frutas y verduras
Mientras los políticos discuten por los aumentos en el presupuesto, 15 sistemas escolares -incluyendo el Distrito Escolar Riverside Unified de California, el de Eugene en Oregon, las escuelas públicas del Condado de Jefferson en Kentucky y las de Boston- trabajan con el Estado para fortalecer los programas que ya están en funcionamiento en miles de establecimientos.
Rodney Taylor, quien se hizo conocido por llevar barras de ensaladas a las escuelas de la afluente Santa Mónica, California, se mudó a Riverside Unified en el 2002.
Como director de servicios de Nutrición de Riverside Unified, él supervisa casi cuatro decenas de escuelas que sirven productos de granjeros locales, y en algunos casos, de los jardines de las escuelas.
Más de la mitad de los almuerzos servidos en el distrito -en una zona con algunas de las más altas ejecuciones hipotecarias y mayor desempleo del país- son gratuitos o baratos, sostuvo Taylor.
"Mi objetivo fue darles acceso a aquellos estudiantes que podrían no tener acceso (...) Puedo garantizarle que no tienen un tazón de frutas sobre su mesa del comedor", indicó Taylor.
Todas las escuelas primarias, excepto dos de las 31 que existen en el distrito, tienen barras de ensaladas. Ahora el chef se orientó a la creación de ensaladas envasadas y sándwiches hechos con ingredientes frescos para satisfacer las preferencias de los estudiantes más grandes.
Taylor dijo que mientras un 47 por ciento de los alumnos del distrito almorzaba en la escuela en el 2002, la participación ahora es de casi 70 por ciento, ayudada por la promoción de los menúes escolares y la recesión.