Los casos de adulterio en la Iglesia Católica parecen no ser propiedad de los párrocos argentinos. En la ciudad de Miami, un cura tuvo una hija con una stripper. Hoy se disputan la custodia de la niña, en el marco de un fuerte escándalo para la sociedad norteamericana.
Según informa el diario español El Mundo, el 'padre' David Dueppen era asiduo a los strip clubs. La noche que se conocieron, el cura habría gastado $1.800 con la bailarina Beatriz Hernández.
Al principio, Dueppen no quiso reconocer a su hija pero un tiempo después lo admitió. Actualmente, Hernández tiene la custodia total de la niña y el cura está buscando revertir esa situación. Según la mujer, en la visitas del 23 y 24 de diciembre, que tuvieron lugar en un restaurante McDonalds, el supervisor ni siquiera se identificó.
"[El supervisor] Me dijo que podía perder a la niña porque David tiene trabajo y mucho poder", dice preocupada Hernández mientras afirma que el 'padre David' le quiere quitar a su hija y que el arzobispo de Miami, John Favalora, es quien está detrás.
El diario El Mundo de España intentó contactarse en varias ocasiones con la oficina de prensa de la Archidiócesis de Miami, pero se negaron a hablar.
El amor entre el sacerdote y la bailarina comenzó hace seis años y medio, cuando Beatriz trabajaba como bailarina en 'Porkys', un strip club de Miami. Cuenta que un domingo estaba aburrida en su casa y se fue al local a tomar una copa con los amigos. El dueño le dijo que por favor se pusiera a trabajar porque no había suficientes bailarinas.
"Felizmente había llevado mi maleta con mis cosas", recuerda. Así que Beatrice se puso a bailar y de pronto desde el escenario vio al padre David hacer su entrada al club. "Cuando me dijo que era cura, no le creí porque ese lugar está lleno de gente loca. Nadie dice la verdad", aseguró.
El padre David pronto se volvió un cliente asiduo del club. "Me trataba muy bien, hablaba muy lindo", recordó Hernández quien ahora mantiene una fuerte pelea con el padre de su hija y por quien teme perderla.
Según un comunicado de la Archidiósesis de Miami el padre no fue separado del todo de la Iglesia Católica. Al principio fue obligado a retirarse por 13 meses a un retiro espiritual, pero luego "fue reasignado a una iglesia en 2007, pero no con las responsabilidades de un párroco".