Briatore, un poderoso fuera de carrera

Acompañado siempre de bellas modelos, con carácter fuerte, multimillonario y hasta dueño de un equipo de fútbol, su suerte le jugó en contra por el último escándalo de la Fórmula 1

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Los tradicionalistas despreciaron a Flavio Briatore como un vendedor de casacas que apenas podía diferenciar una bujía de un tapón de bañera cuando arribó a la Fórmula Uno 20 años atrás.

Contemplando el mundo a través de sus gafas de sol y protestando frecuentemente sobre la incapacidad del deporte para reducir sus costos y montar un espectáculo, "Flav" nunca podría ser señalado como un apasionado de los autos.

El destierro del glamoroso deporte el lunes debido a su rol en un escándalo de arreglo de carreras, décadas después de haber saltado a escena con la firma de indumentaria italiana Benetton, dejará los pasillos de los circuito un poco más aliviados y con menos polémicas.

Lo que al italiano le faltaba en experiencia de ingeniería lo tenía de carácter fuerte, emprendedor bravucón y astuto hombre de negocios. Briatore dijo alguna vez que la F1 es "sólo autos corriendo un domingo y chicas en la grilla".

No obstante, no había dudas acerca de la pasión del director de Renault por montar espectáculo para dar a los aficionados más por su dinero. "El entiende el negocio de la F1 (...) Flavio es bueno en eso", declaró el ex director técnico de Renault Mike Gascoyne.

"No es sólo una boca", agregó. Siempre acompañado por un grupo de deslumbrantes modelos y celebridades, el bronceado jüerguista hizo una fortuna gracias al deporte y ha sido regular personaje en revistas de espectáculos durante la mayor parte de dos décadas.

Briatore tuvo un tempestuoso romance con la supermodelo británica Naomi Campbell, tuvo una hija con Heidi Klum y este año se casó con su compatriota Elisabetta Gregoraci.

Con Schumacher
En su tiempo en Benetton, ganó títulos junto al multicampeón alemán Michael Schumacher. En Renault, compañía que compró el equipo Benetton, el italiano repitió la historia conquistando dos coronas de la mano del español Fernando Alonso.

Las recompensas por esos éxitos fueron considerables, pero su salario dejó de ser importante desde hace tiempo. Briatore, quien abandonó la escudería gala la semana pasada, persigue actualmente otra variedad de intereses. Su yate, apodado Force Blue, fue uno de los más grandes que se vieron en el puerto de Mónaco este año, y además es dueño del complejo de safari "Lion in the Sun" en Kenia, del extremadamente caro club nocturno "Billionaire" en Cerdeña y del restaurante "Cipriani" en Londres.

En sociedad con el director comercial de la F1, Bernie Ecclestone, Briatore es dueño del Queens Park Rangers, un club de la segunda división del fútbol inglés que se puso como objetivo una vez que pasó por encima del estadio londinense con su helicóptero, cuando iba camino a la fábrica de Renault en Oxfordshire.

El inglés de Briatore es un tanto desfigurado, una mezcolanza que presenta el sentido de un impresionista, aunque su propósito suele entenderse. El empresario de 59 años ganó carreras con tres equipos diferentes, ya que también lo hizo con el francés Olivier Panis a bordo de un Ligier en el Gran Premio de Mónaco de 1996.

De acuerdo a Nelson Piquet Jr., el piloto a quien Briatore le ordenó chocar en el Gran Premio de Singapur del año pasado en un plan que desató la última controversia de la F1, existe también un lado oscuro del italiano.

El brasileño describió a Briatore, también su representante, como su "verdugo" luego de haber sido despedido por Renault a fines de julio, y continuó criticándolo el lunes tras la noticia sobre la suspensión de la escudería.

"Su verdadero carácter (el de Briatore), conocido anteriormente por quienes fueron tratados de esta manera en el pasado, ahora está a la luz", expresó Piquet.

"El señor Briatore era mi representante y mi jefe, tenía mi futuro en sus manos y no le importó nada de eso. Para el Gran Premio de Singapur, él me aisló y me llevó al punto más bajo de mi vida", agregó.