Masacre de Ramallo: preso liberado confiesa que la plata era para comprar un campo y sembrar soja

A diez años, Norberto Fabricio Céspedes, el autor material del crimen, pidió perdón a los familiares de los fallecidos y explicó además que la intención era robar el dinero sin lastimar a nadie

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Uno de los condenados por la Masacre de Ramallo dijo, al cumplirse 10 años de ocurrido el hecho y al recibir la libertad condicional, que su intención era robar el dinero del banco pero sin lastimar a nadie, por lo que pidió perdón a las familias de las víctimas.

Se trata de Norberto Fabricio Céspedes, alias "Ojitos", quien afirmó que pasó siete años en prisión pero que, por el 2x1, se convirtieron en 9 y dos meses, lo que le permitió salir de la cárcel donde trabajó y terminó el secundario.

"El arrepentimiento viene por todos los hechos que derivaron en una catástrofe que no esperábamos porque para nosotros era un robo perfecto, era entrar y salir", expresó el convicto en declaraciones a Crónica TV.

"No queríamos que hubiera muertes", aseguró Céspedes, quien reconoció que aquel golpe era considerado por la banda como el primero de "otros objetivos más importantes dentro de lo delictivo" que tenían previsto alcanzar.

"Teníamos pensado comprar campos, cultivar soja, comprar un edificio en Río de Janeiro, Brasil", recordó.

Por último, Céspedes pidió perdón a los familiares de los fallecidos: "Si bien nosotros no matamos a nadie y fue la Policía, no fuimos a lastimar a nadie, sino a buscar el dinero".

La denominada Masacre de Ramallo ocurrió a las 4 del 17 de septiembre de 1999 cuando un grupo de delincuentes asaltó el Banco Nación de la ciudad e intentó escapar de la entidad en un vehículo con tres rehenes como escudos humanos.

Pero el vehículo fue baleado por la Policía y en 36 segundos y medio recibió 48 impactos.

Dos de los rehenes -el gerente del banco Carlos Chávez y el contador Carlos Santillán- murieron en el acto, al igual que el delincuente Javier Hernández, en tanto que la esposa del gerente, Flora Lacave, y el ladrón Carlos "Negro" Martínez sufrieron heridas de bala de fusil FAL.

El único ileso fue el asaltante Martín Saldaña, de 22 años, quien fue capturado y alojado en la comisaría segunda de Villa Ramallo, donde horas más tarde apareció ahorcado.

En aquel momento, desde la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Nicolás, dijeron que Saldaña se había ahorcado con el cotín del colchón de la celda.

Sin embargo en 2007, Luis Valenga, abogado de la madre de Saldaña, aseguró que un informe de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte de Justicia bonaerense reveló que el joven "fue golpeado en la cabeza, quedó inconsciente y luego fue ahorcado con un nudo de gran complejidad", en un caso que él considera un "homicidio calificado" y no un "suicidio".

En tanto, en septiembre de 2002, siete personas fueron juzgadas pero sólo por el robo al banco y la pena más dura fue para "El Negro" Martínez, condenado a 24 años de prisión.

También fue condenado a 17 años de cárcel un policía bonaerense, Aldo Cabral, por haber provisto a la banda de un handy mediante el cual los delincuentes interfirieron la radio policial.

Al ex soldado voluntario del Ejército Argentino, Jorge Aguilar -que le dio a los ladrones un pan de trotyl con el que amenazaron con hacer volar el banco-, le dieron 15 años.

Mónica Saldaña, la hermana del joven que murió en la seccional, recibió una condena de 14 años; en tanto que Céspedes, Oscar Mendoza y la remisera Silvia Vega recibieron una pena de 13.

Luego, en diciembre de 2004, siete policías fueron condenados a penas de entre 2 y 20 años de prisión por las muertes.

Oscar Parodi, suboficial principal del Comando de Patrullas de San Nicolás, recibió 20 años; el sargento del GEO Zárate-Campana, Ramón Leiva, 18; el cabo Carlos Aravena, 10 años; el cabo primero Ramón Sánchez y Sergio Susperregy, del Grupo Halcón, 6; el sargento del Grupo de Infantería de Zárate-Campana, Sergio Garea, y el comisario inspector Omar Isaías, 2 en suspenso.

De todos los condenados en los dos juicios, dos integrantes de la banda (Martínez y Cabral) y dos de los policías (Parodi y Leiva) siguen presos, mientras que seis de los efectivos están libres y cinco de los otros delincuentes ya fueron beneficiados con la libertad condicional o salidas transitorias.
 

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