Nueve pasos para transformar emociones negativas en positivas

Profesionales de la salud mental aseguran que cuando una persona no aprende a conducir sus emociones, especialmente las nocivas, puede caer en el desequilibrio emocional con innumerables consecuencias para la vida interior, la salud física, mental y social

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El doctor Roberto Re, médico psiquiatra, director y fundador de la Red Sanar, la ONG más importante en el país en asistencia gratuita en salud mental, explica que las emociones humanas son el elemento básico de la afectividad, son el motor que moviliza al hombre, a quien le otorga características propias. Las ciencias de la conducta la definen como cualquier movimiento o agitación de la mente, en relación con el sentimiento y la pasión.

Las emociones conmueven y mueven a la persona, explica el doctor Re, quien agrega que las emociones son universales pero se manifiestan de un modo único e irrepetible en cada ser humano, lo cual estará dado por el carácter, el temperamento, la personalidad, la cultura, como así también por el contexto en que se desenvuelvan.

Emociones positivas, emociones negativas
El plano de las emociones es el nivel más elemental de la dimensión emocional-afectiva.

Está vinculado al par contradictorio: agrado-desagrado; estimulando la acción positiva si es agradable, e inhibiéndola o facilitando el alejamiento o la respuesta agresiva negativa, si es de desagrado.

Emociones positivas: alegría, ágape, amabilidad, asombro, compasión, confianza, deleite, dicha, embelezo, entusiasmo, felicidad, gratificación, satisfacción.

Emociones negativas: abatimiento, aborrecimiento, acritud, aflicción, animosidad, ansiedad, aprensión, aversión, cólera, congoja, culpa, desden, desesperación, desprecio, disgusto, dolor, engreimiento, envidia, exasperación, extravagancia, fastidio, furia, hostilidad, humillación, indignación, irritabilidad, menosprecio, miedo, mortificación, nerviosismo, orgullo, pena, pesar, pesimismo, remordimiento, resentimiento.

¿Cómo trabajar las emociones?
El doctor Re considera fundamental que las personas aprendan a conducir sus emociones, especialmente las negativas, cuando este trabajo no se realiza -explica el psiquiatra- se puede caer en el desequilibrio emocional con innumerables consecuencias para la vida interior, la salud física, emocional, mental y social.

Nueve pasos para su transformación
1- Primer paso: reconocerlas poniéndoles nombre propio; alfabetizarlas.

Para comenzar a trabajar con las emociones el primer paso es reconocerlas, debemos desarrollar la habilidad de observar y comprender qué ocurre en nuestro interior, lo cual no es una tarea sencilla, ya que desde pequeños nos educaron a esconder aquello que sentimos.

Para esto el doctor Roberto Ré considera primordial alfabetizar las emociones, el enojo, la ira, los celos, la tristeza, el miedo, la culpa, el resentimiento, la envidia; lo cual, es un viaje de exploración, que implica una trama interna compleja, en la cual puede haber confusión, más aún, cuando hay mucho dolor.

2- Segundo paso: Lucha interior emocional

Este aprendizaje desata una lucha interna difícil de resolver, provoca, en la persona, un desconocimiento emocional, que genera una consecuencia aún más perjudicial: la clausura de su mundo interior, llevándolo a vivir en un mundo irreal, asilado de los demás e irritable, donde se frustra, se lastima y se autoengaña y su consecuencia el mal humor.

3- Tercer paso: Reconocer aquello que siento. Es necesario ponerle nombre a las emociones. Despegarse de las negativas, no sentirse identificado, sabiendo que uno no es aquello que siente, si no mucho más.

4- Cuarto paso: Demorar la respuesta: Retrasar la reacción, no suprimirla. Permite ser consciente de eso que, si lo dejamos salir automáticamente, carecerá la posibilidad de la autoobservación.

5- Quinto paso: Autoobservación de uno mismo: Debemos aprender a mirar nuestras emociones de frente: internamente observando como fluyen dentro nuestro. Externamente mirándonos en el espejo de los otros.

6- Sexto paso: Apartar la emoción de la razón: Implica racionalizar nuestra acción. Por ejemplo si sentimos celos debemos estudiar si son reales, si el otro me dio motivos o si simplemente son producto de mi propia inseguridad y/o autoestima herida.

7- Séptimo paso: Revisa las creencias: Es necesario analizar qué hay detrás de aquello que nos pasa, identificar que creencias acompañan y sostienen esa conducta, ya que las creencias negativas refuerzan el pensamiento negativo, y viceversa, aumentando la angustia. Así por ejemplo en los celos, la creencia podría ser: yo no soy valiosa/o, por eso me pueden reemplazar fácilmente.

8- Octavo paso: Dale tiempo a digerir tus emociones negativas y reestructúralas hacia la positividad: Para poder digerir lo que vamos descubriendo en nuestro interior.

9- Noveno paso: Si fuese necesario pide ayuda: Si sientes que sola/o no puedes, busca un referente significativo que te acepte tal cual sos, puede ser un amigo, un familiar, un terapeuta o un psicólogo que sepa guiarte en la transformación.