La operación de las amígdalas eleva el riesgo de obesidad en los niños

Un estudio holandés asegura que los niños tienen mayor tendencia a sufrir problemas de alimentación luego de esta intervención. Sin embargo, los especialistas aún apoyan la cirugía cuando es necesaria

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Los chicos tienen mayor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad después de una cirugía de remoción de amígdalas y de la adenoide (tejido linfático entre la nariz y la garganta), concluyó el estudio holandés publicado en la edición de abril de la revista Pediatrics, informó el sitio Folha de Sao Paulo.

La cirugía, que en el pasado era indicada ante los mínimos síntomas y llegó a ser considerada medida de salud pública, es recetada hoy ante infecciones recurrentes sin control clínico, frente a obstrucción nasal (que puede llevar a alteraciones faciales) y cuando se diagnostica apnea de sueño que interfiere en el aprendizaje.

A partir de cuestionarios anuales hechos a padres de 3.963 niños de hasta ocho años, el equipo liderado por Alet Wijga, del Instituto Nacional de Salud Pública de Holanda, observó que la prevalencia de sobrepeso aumentó un 61% después de la remoción de las amígdalas, y 136% en los casos en los que, a esta intervención, se le sumó la de adenoide.

Si bien los porcentajes del estudio holandés podrían ser relativizados, debido a que la obesidad no es una de las características de ese país (y un pequeño aumento en los números se traduce en grandes cifras), especialistas de otros países confirman la hipótesis de que luego de esas cirugías los niños suben estrepitosamente de peso.

La explicación es simple: con las amígdalas y adenoide constantemente inflamadas, el niño tiene la digestión y el olfato afectados, por lo que no se alimenta normalmente. Después de la operación, comienza a comer más, porque la digestión se hace más fácil y mejoran los sentidos del olfato y el gusto. Por otro lado, la intervención disminuye el gasto energético que antes se producía con la respiración dificultosa y con los procesos inflamatorios.

"De repente, después de la cirugía hay una especie de 'luna de miel' entre los padres y el hijo que era inapetente. Ahí surge el problema de la superalimentación incentivada por los progenitores", explicó el endocrinólogo brasileño Bruno Geloneze Neto.

Por otra parte, la apnea de sueño, también relacionada con problemas de amígdalas, por lo general está unida a la hiperactividad, debido a que los niños que duermen menos tienen mayor tendencia al movimiento. "Un sueño mejor puede reducir la hiperactividad y, con ésta, el gasto de energía", señaló el pediatra James Roemmich, de la Universidad de Nueva York, que publicó en 2006 un estudio sobre el tema.

A pesar de todos estos datos estadísticos, los especialistas aún recomiendan la operación de amígdalas a aquellos niños que la necesitan.

En ese sentido, Luiz Ubirajara Sennes, otorrinolaringólogo de la Universidad de San Pablo, explicó que las amígdalas y la adenoide tienen una función importante en el sistema inmunológico porque constituyen los primeros "filtros" de las vías digestivas y aéreas.

"Cuando la indicación es retirarlas, no hay duda de que los beneficios superan las contras. El prejuicio inmunológico rápidamente es compensado", garantizó.