La baja de las retenciones en un 5 por ciento a las exportaciones de granos de maíz y trigo comenzó a regir ayer al igual que la rebaja de cinco puntos para las ventas al exterior de la harina.
Imprevistamente, en otra resolución, el gobierno decidió reducir los derechos de exportación a las harinas y productos derivados de ambos cereales también con bajas del 5 por ciento.
Esta medida responde a un fuerte reclamo del sector molinero, según pudo saber la agencia Noticias Argentinas.
La excepción es el maíz pizingallo que sólo tributa 5 por ciento de derechos de exportación. El germen de trigo y maíz tiene a partir de hoy retenciones del 15 por ciento.
Las medidas fueron anunciadas el lunes por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Según Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina, la medida tendrá un costo fiscal de poco más de 100 millones de dólares. Otros cálculos indican que es una décima parte de lo que hubiera dejado de percibir el Estado si la reducción fuera extensiva a la soja y el girasol, cultivos que quedaron afuera del nuevo esquema impositivo.
Con la firma de los ministros de Economía, Carlos Fernández, y de la Producción, Débora Giorgi, las Resoluciones tienen fecha 22 de diciembre y entraron en vigencia hoy miércoles 24 de diciembre.
El Estado considera que tendrá una cosecha récord en 2009, porque como aseguran algunos ruralistas se realizó una "siembra defensiva" y los productores sembraron soja casi sin insumos (fertilizantes).
En este sentido, las arcas fiscales percibirían entre 5.000 y 6.000 millones de dólares en concepto de retenciones del complejo sojero que tiene gravadas las retenciones del poroto de soja a 35 por ciento y harina y aceites a 32 por ciento.
Si la soja bajaba a 30 por ciento, el Estado perdería de recaudar en las estimaciones unos 800 millones de dóalres. La soja cotizó ayer 740 pesos, en 2007 cuando se fijaron los derechos de exportación a 35 por ciento, la oleaginosa se pagaba cien pesos más.