El padre de la víctima, Jorge Hernández, presentó un petitorio ante el juez de Instrucción Mauricio Zamudio, solicitando que se aparte de la causa y que la misma sea remitida al fuero Federal, para "investigar el tráfico de drogas que se realizaba en el Colegio Santa Unión", donde fue hallado el cadáver.
En el escrito, Hernández lamentó las "actitudes vacilantes" que -según su criterio- hubo en el expediente, así como las "dilaciones innecesarias", que habrían puesto al descubierto "la escasa voluntad de impulsar la investigación".
Para el padre de Jimena hay una "clara voluntad política de encubrir al asesino de mi hija", y al respecto denunció cierta protección "al homicida que aún se encuentra libre".
El hecho tuvo lugar el 12 de julio de 1988 cuando Jimena, de 11 años, apareció muerta por asfixia en una pileta del colegio Santa Unión de Capital Federal.
En principio, la causa fue caratulada como "accidente", pero luego se recaratuló como "ataque sexual seguido de homicidio".
Hubo nueve imputados en la investigación, pero todos ellos fueron sobreseídos por falta de pruebas o porque finalizaron los períodos legales.