Falsificaban escrituras e "inventaban hijos" para robar

Una compleja asoaciación ilícita, liderada por una escribana y un contador, adulteraba documentos públicos de personas fallecidas o que estaban de viaje para quedarse con sus bienes

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La fiscalía de Delitos Complejos de La Plata pidió hoy la elevación a juicio de una megacausa que involucra a una banda de delicuentes que adulteraba todo tipo de documentación para despojar de su patrimonio a personas que estaban temporalmente ausentes o a legítimos herederos de personas fallecidas.

Para ello, mediante una estudiada coordinación de una escribana, contadores, un agrimensor y demás eslabones estratégicos, falsificaban escrituras, testamentos y títulos de propiedad. También inventaban herederos y compradores.  

Se sospecha que la banda tenía fuertes contactos en el Registro de la propiedad bonaerense para poder manejarse con tanta libertad de acción e impunidad. También, la vinculación con varias escribanías.

Según precisa el diario Hoy, los delitos que se imputan a los acusados son: asociación ilícita, falsedad ideológica de instrumento público, uso de instrumento público falso, y estafa, todo en concurso real. Los hechos se habrían cometido entre 2002 y 2004.

Los involucrados son la escribana Juana Basso, los contadores Francisco Renga y Miguel Angel Roldán, el ingeniero en construcciones Mariano José Martínez, el empleado del Banco Provincia José Luis Penido, el empleado del Hipódromo de La Plata Gustavo Daniel Pascual, el agrimensor Alejandro Daniel Márquez (ex vicepresidente del Colegio de Agrimensores de la Provincia) y Carlos Alberto Mohamed.

Según la resolución de la Fiscalía de Delitos complejos, quedó probado "el accionar ilícito de un grupo de personas que asumían diferentes roles de acuerdo a las necesidades de la organización delictiva con falsos apoderados, aparentes compradores o vendedores, quienes armaban documentación falsa con la finalidad de ejercer actos de disposición sobre bienes inmuebles ajenos pertenecientes a personas fallecidas o ausentes".

Esa documentación "ingresaba en el Registro de la Propiedad Inmueble donde obtenían el título necesario que les permitía comercializar esos bienes y así captar a terceros compradores de buena fe".