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Aquella recordada final contra Talleres de Córdoba, por el Campeonato Nacional de 1977, parecía definida para los locales, quienes tenían preparado el festejo de antemano.
Como la disputa del Metropolitano se extendió hasta noviembre, el Nacional, en consecuencia, se prolongó hasta los primeros días del año siguiente.
Se formaron cuatro grupos de ocho equipos cada uno y los ganadores se cruzaron en semifinales: Newell s, que ganó la zona A, se enfrentó a Talleres (C), mientras que Estudiantes (B) jugó ante Independiente (D).
Tras los encuentros de ida y vuelta, el elenco de Avellaneda se deshizo de Estudiantes; en tanto, Talleres eliminó a Newell?s.
En el primer partido decisivo, jugado en Avellaneda el 21 de enero de 1978, empataron 1 a 1 y como el gol como visitante se computaba doble los cordobeses eran favoritos.
Cuatro días más tarde se disputó la revancha, en la antigua cancha de Talleres en el barrio Jardín, que fue escenario de una hazaña sin precedentes.
Como era lógico, los cordobeses colmaron el estadio ante la posibilidad de lograr el primer título de su historia y empujaron al equipo albiazul desde el comienzo.
Sin embargo, la noche empezó mal porque Norberto Outes dejó el estadio en silencio cuando puso en ventaja a Independiente al promediar la primera parte.
Decidido a cambiar el rumbo, Talleres se volcó a la ofensiva y sobre el cuarto de hora del segundo tiempo el árbitro Roberto Barreiro cobró un dudoso penal para el conjunto local.
El delantero Ricardo Cherini anotó y desató la euforia, que se potenció pocos minutos m s tarde cuando Angel Bocanelli marcó -supuestamente con la mano- el segundo gol.
Si los jugadores de Independiente estaban exaltados tras el tanto del empate, mucho más por el segundo. Casi todos se fueron encima del referi, quien expulsó simultáneamente a Enzo Trossero, Rubén Galván y Omar Larrosa.
En medio de las protestas, Bochini le pidió a José Omar Pastoriza que retirara el equipo, pero finalmente se calmó y siguió jugando sin saber que iba a ser el héroe, justo el día de su cumpleaños número 23.
El entrenador, por su parte, se jugó una última carta con el ingreso de Mariano Biondi y Daniel Bertoni para buscar lo que parecía imposible.
A siete minutos del final, y luego de una combinación entre Biondi y Bochini, el genial mediocampista definió con maestría cara a cara con Guibaudo, el arquero rival.
Como pudieron, los ocho de Independiente aguantaron el empate y escribieron una nueva página de gloria para el club, que en aquel momento también era protagonista en los torneos internacionales.
Por aquellos días se decía que Amadeo Nuccetelli, el carismático presidente de Talleres, aspiraba a la presidencia de la AFA, que finalmente quedó en manos de Julio Grondona.
Asimismo, el coronel Héctor Romanutti -intendente de Córdoba designado por los militares-, también tenía todo preparado para el festejo, pese a que dos meses antes su sobrino Daniel había sido secuestrado en medio del terror que imponía la dictadura.
Las imágenes en blanco y negro mostraban a los jugadores de Independiente en éxtasis y desataron una algarabía indescriptible por las calles de Avellaneda después de una consagración histórica, impensada, memorable.
Guibaudo; Astudillo, Luis Galván, Binello y Ocaño; Reinaldi, Ludueña y Valencia (Syeyguil); Bocanelli, Bravo y Cherini. DT: Roberto Saporiti.
Rigante; Pagnanini, Villaverde, Trossero y Osvaldo Pérez; Larrosa, Rubén Galván y Bochini; Brítez (Biondi), Outes y Magallanes (Bertoni). DT: José Pastoriza.
Resultado final: Talleres 2 - Independiente 2.
Roberto Barreiro.
Talleres (Córdoba).
29m. Outes (I).
15m. Cherini (T), de penal; 29m. Bocanelli (T); 38m. Bochini (I).