Al alzarse con la Presidencia de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner logró romper con una larga tradición en la política, por la que el ejercicio del poder en las m s altas esferas ha sido un asunto casi exclusivamente masculino.
Su triunfo pone de manifiesto la creciente influencia de las mujeres en la materia, tanto aquí como en el resto del mundo.
En Argentina, la primera mujer que tuvo un fuerte peso político fue Eva Perón, que lo adquirió sin necesidad de ejercer un cargo público y que pudo haberse convertido en la primera vicepresidenta si no hubiera realizado su histórico "renunciamiento".
Años después, en 1974 y en circunstancias dramáticas para el país, María Estela Martínez se convirtió tras el fallecimiento de Juan Domingo Perón en la primera mujer del mundo en acceder a una Presidencia, si bien otras ya habían ocupado cargos de poder, como ser primeras ministras.
Esa fue una experiencia frustrante, que nació de una decisión de Juan Perón de llevarla como compañera de fórmula en las elecciones de 1973, pues ella no tenía experiencia política y le tocó gobernar una nación sacudida por la violencia, una crisis económica inédita hasta entonces y un descalabro institucional.
Ahora, con el triunfo de Cristina, la Argentina tendrá a partir del 10 de diciembre su primera presidenta electa por el voto directo, la que se convertirá en la novena jefa de Estado del continente americano.
Pero Cristina tendrá una colega muy cerca, ya que Chile es gobernada desde 2006 por la socialista Michelle Bachelet, quien ejercerá ese cargo hasta 2010, por lo que coincidirán en la mayor parte de sus mandatos.
Ellas no están solas en una hipotética "Internacional femenina", pues actualmente hay siete presidentas en el mundo: además de Chile, también gobiernan en Finlandia, India, Irlanda, Liberia, Filipinas y Suiza.
Además, cuatro Estados son dirigidos por primeras ministras: Alemania, Nueva Zelanda, Mozambique y las Antillas Holandesas.
Recientemente, en mayo pasado, la socialista francesa Segolene Royal llegó a disputar el balotaje contra el conservador Nicolás Sarkozy, contra el que perdió por sólo seis puntos.
Asimismo, en los Estados Unidos el sucesor del presidente George W. Bush podría ser una mujer, si prospera la precandidatura de la senadora demócrata Hillary Clinton.
En la Argentina, en los últimos cuatro años se produjeron varios casos inéditos de acceso de mujeres a cargos de relevancia institucional.
En 2004 fue nombrada jueza de la Corte Suprema de Justicia Elena Highton, a lo que siguió poco después la designación de Carmen Argibay.
A nivel ministerial, por primera vez las carteras de Defensa y de Economía fueron ocupadas por mujeres, Nilda Garré y Felisa Miceli, respectivamente.
Para completar este cuadro, la arista Fabiana Ríos se consagró en junio pasado en la primera gobernadora provincial electa y asumir su cargo el 10 de enero próximo.
En la mayoría de los países recién a mediados del siglo pasado las mujeres comenzaron a adquirir derechos políticos, empezando por el más elemental, el del voto, pero su acceso a cargos importantes comenzó a registrarse en las últimas décadas.
En enero de este año, las mujeres representaban en todo el mundo un 17 por ciento de los parlamentos y cámaras bajas, frente a un 13 por ciento en 1990.
Sin embargo, tan sólo 19 países cuentan con al menos un 30 por ciento de mujeres en bancas parlamentarias: en este sentido se destaca Ruanda, donde el 49 por ciento de los escaños están ocupados por mujeres, seguido por Suecia.