Un estudio descubrió que, aunque las personas que bostezan mucho parezcan aburridas, dormidas o "desenchufadas" de la realidad, los bostezos frecuentes hablan de estar muy a tono, en consonancia o a gusto con el ambiente.
Lejos de demostrar falta de interés en con las cosas que nos rodean, aquel que bosteza y se contagia está perfectamente alerta al comportamiento de las personas que lo rodean. Inconcientemente capta el "sueño" del otro y refleja las acciones.
El reflejo de bostezar al mismo tiempo que otro existe entre humanos, chimpancés y algunos monos. Se cree que este "contagio" evolucionó a lo largo de los siglos como herramienta de comunicación social.
Igualmente dista de ser completamente universal, y sólo 40 a 60% de la gente lo hace. Un estudio dirigido por Catriona Morrison, de la Universidad de Leeds, indica que los bostezos contagiosos están estrechamente ligados con la empatía, la capacidad de reconocer y comprender las emociones de los demás.
La académica descubrió que la gente que era buena empatizando bostezaba tres veces más que las personas sin tantos dotes para las relaciones sociales.
Los resultados, presentados en el Festival de Ciencias de la British Association en York, sugiere que el bostezo contagioso tiene una clara función socializadora y que ese tipo de procesos inconcientes son importantes en la comunicación social avanzada.
Otro estudio de Simon Baron-Cohen, de la Universidad de Cambridge, indica que la gente con buenas capacidades para sistematizar o comprender cómo funcionan las cosas son por lo general peores para la empatía.
Tomó pruebas a 40 estudiantes de psicología y a 40 de ingeniería.
Se les pedía que juzgaran emociones en las fotos de la gente que veían, y evaluaron su habiliad para apreciar estados mentales de otros, un gran indicador de la capacidad de empatía.
Los estudiantes de psicología, más empáticos, bostezaron 5,5 veces en comparación con 1,5 veces los de ingeniería. Sorpresivamente, hubo igualdad de sexos en esta capacidad, cuando en general se cree que las mujeres tienen más habilidad para percibir a los otros.
Morrison afirma que el bostezo contagioso puede haber evolucionado como una manera de mejorar la atención en los grupos sociales, según consignó el diario Times de Londres.
El bostezo significa una falta de alerta, un bajo nivel de excitación fisiológico que necesita ser corregido. Tener personas "empatizadoras" que recogen eso le provoca al grupo una obligación de chequearse y de volverse más alerta.