Era el miércoles 16 de noviembre de 1994 cuando todavía sonaban lo ecos de aquella frase lapidaria de Diego Maradona, pronunciada en un hotel norteamericano en medio de la conmoción por su doping positivo durante el Mundial de los Estados Unidos: ?Me cortaron las piernas? había dicho, entre lágrimas, desde lo que todavía le quedaba de alma.
El equipo se vino abajo y después se vino para Buenos Aires. La gente se dividía entre el ?pobre Diego? y el ?equipo de los gorritos?, en alusión a las propagandas de los jugadores.
La mayoría coincidía en que había que cambiar y la cara del cambio era la de Daniel Passarella, exitoso en River y con gran porvenir en la profesión. Era un técnico joven, ganador, identificado con el equipo argentino.
Casi no tenía competencia entonces y finalmente Julio Grondona se inclinó por su incorporación.
Passarella impuso el orden que se reclamaba por entonces y que le había escaseado al conjunto de Basile.
El ahora entrenador de River inició la etapa del pelo corto, la rinoscopía y otros etcéteras. Entre ellos, la renovación del plantel: todos chicos jóvenes o con poca experiencia iban a ocupar el lugar de los experimentados que llevó Basile.
El primer partido en el que dirigió a la Argentina fue el 16 de noviembre de 1994, ante Chile, en el Estadio Nacional de Santiago.
Argentina ganó 3 a 0 con goles de Sebastián Rambert, Marcelo Espina ?en el primer tiempo- y Marcelo Escudero ?en el segundo-.
Passarella puso en el equipo titular aquella vez a un equipo de jóvenes: Carlos Bossio; Javier Zanetti, Roberto Ayala; Néstor Fabbri y Rodolfo Arruabarrena; Marcelo Escudero (fue reemplazado por Nelson Vivas), Hugo Pérez, Christian Bassedas y Marcelo Espina (por él ingresó Marcelo Gallardo); Ariel Ortega (Luis Carranza) y Sebastián Rambert (José Flores, el ?Turu?).
Entre los suplentes estuvieron Germán Burgos, Luis Medero, Juan Pablo Sorín y Jorge Jiménez.