El grupo Callejeros volvió a concretar un concierto propio, en la ciudad de Córdoba, ante más de 21 mil personas, tras 21 meses de duelo y ausencia luego de la tragedia de la disco porteña Cromañon, en diciembre de 2004 en la que murieron 194 personas.
Tras casi dos años, varios intentos frustrados y apariciones fantasmales, la banda liderada por Patricio Santos Fontanet regresó al escenario en el estadio Chateau Carreras, de la ciudad de Córdoba, que se convirtió en su segundo hogar y su refugio luego de la tragedia.
Este regreso continuará el 13 de octubre en la capital riojana y luego con una fecha en diciembre en Villa Río Bermejito, en el interior del Chaco, según confirmo el intendente Lorenzo Heffner.
El organizador del show fue el empresario José Palazzo que logró poner a la banda sobre el escenario del Chateau Carreras, tras una durísima polémica con un sector de los familiares de las víctimas. Para el grupo Córdoba es un segundo hogar, ya que la banda se alojó y se escondió allí cuando la presión por la tragedia se hacía dificil, pero además con Palazzo los une un vínculo personal y comercial.
En el concierto Callejeros estuvo teloneado por Aukan, Santa Esquina, La 66 y La Coca Fernández, estos dos últimos grupos amigos de la banda de Villa Celina.
Para volver la banda eligió una puesta en escena sencilla, desnuda, sólo un tarima para la bateria, nada de pantallas o telones, lo que importaba para la banda era el concierto.
Así se colocaron sobre el escenario -ubicado en la mitad de la cancha- Christián Torrejón en bajo; Eduardo Vazquez, en batería; Elio Delgado, en guitarra; Juan Carbone, en saxo; y Maximiliano Djerfy, en guitarra y coros, además del Pato Santos Fontanet.
Los nervios y la ansiedad por tocar eran tales que la banda rompió con la impuntualidad, una horrenda costumbre del rock local, y las 17.01 sonaron los acordes de 'Señales' con el que la banda busco quebrar la abstinencia de dos años.
Para volver la banda eligió una puesta en escena sencilla, desnuda, sólo un tarima para la bateria, nada de pantallas o telones, ya que lo que importaba era el concierto.
Mientras sonaba las primeras canciones, el cartel electrónico del estadio rezaba a "los invisibles por siempre", y así se mantuvo hasta el final del show.
Los primeros seis temas "Señales", "El nudo", "Cristal", "No somos nadie", "La llave" y "Los invisibles" pasaron casi enganchados, sin que el grupo le diera descanso a la gente.
La banda interpretó canciones de sus cuatro discos "Presión", "Sed", "Rocanroles sin destino" y "Señales" pero también de sus demos de finales de los '90 como "Jugando", "Presión", "Puede" y "Si me cansé".
El hit de la banda "Una nueva noche fría" sonó en el medio del show y calentó aún más el recital que se prolongó con "Fantasía y realidad", "Rompiendo espejos", "Sed" y "9 de julio".
Para "Callejero de Boedo", Estela Carbone, hermana de Juancho -el saxofonista- subió a hacer los coros en esa canción con ritmo candombe rock.
También interpretaron "Sonando", "Jalá", "Sueño", "Ilusión", "Prohibido" y el cierre fue para "Imposible", que terminó con Eduardo Vázquez y Fontanet tirando al diablo los cuerpos de la batería.
La última postal fue la banda saltanda y pogueando en el escenario mientras la gente hacía lo mismo en el campo de juego.