Guus Hiddink parece ser un coleccionista de elogios. Aún cuando los éxitos no lo acompañaron, el técnico holandés dejó una huella allí donde alguna vez puso un pie. Actual entrenador de la selección australiana, le dio precisamente a los oceánicos el primer triunfo en un Mundial, al derrotar por 3-1 a Japón en la apertura del Grupo F.
El prestigioso técnico, que tras la vigente Copa del Mundo se hará cargo de la selección de Rusia, clasificó a los "canguros" para la fase final del Mundial de Alemania 2006 luego de vencer a Uruguay en el repechaje, disputado a ida y vuelta a fines del año pasado. El pasaporte volvía a tener un sello que no conocía desde 1974.
Para los argentinos es bien conocido por haber sido, en Francia 98, el ?verdugo? del equipo dirigido por Daniel Passarella, al eliminarlo del Mundial y obtener el pase a semifinales. Allí se encontró con Brasil y mordió el polvo de la derrota en los penales, condición bajo la cual obtendría ocho años después su redención ante los mencionados orientales.
En el Mundial pasado, el disputado en Corea y Japón, al frente de la selección surcoreana el técnico holandés no sólo alcanzó el éxito y el reconocimiento por llevar al equipo asiático hasta el tercer puesto, sino que muchos lo siguen considerando un "semidiós".
La condición de holandés errante de Hiddink parece perfectamente fundamentada, ya que en Corea le pusieron sobre la mesa un cheque en blanco y, pese a todo, prefirió no continuar en un país, Corea del Sur, en el que era objeto de veneración.
La popularidad del técnico, que alguna vez supo dirigir al Real Madrid, llegó a tal punto que el Gobierno de ese país pensó en cambiar las leyes por si deseaba adquirir de inmediato la nacionalidad coreana.
Ahora, el fenómeno Hiddink volvió a florecer en Australia. Después de más de treinta años en los que Australia vio frustrada su pase a la fase final de un Mundial, lo suyo fue simplemente llegar y romper con todos los pronósticos y maleficios, aunque no sin sufrimiento.
De un sistema táctico rígido, sin variantes y, en algunos casos, con jugadores fuera de puesto que daban como resultado una defensa frágil, un mediocampo poco funcional y un ataque solitario y aislado, se pasó a un equipo con un aire optimista y una disciplina que se ajusta al desarrollo de cada partido, sabiendo cada futbolista cuál es su función dentro del campo.
Guus Hiddink se entrega en cuerpo y alma a cuantas acciones emprende ?entre otras cosas, está al frente de la fundación de su mismo nombre- y sólo un vaso de buen vino o un paseo en una motocicleta Harley Davidson lo pueden apartar, sólo parcialmente, de un objetivo que casi siempre tiene sabor a éxito.