Elena Fortabat nació en Buenos Aires, en el seno de una familia de clase alta. Nieta de un diplomático italiano, la madre de esta bella dama era concertista de piano pero al conocer a Juan Fortabat hijo, un doctor en Ciencias Económicas, su vida cambió para siempre y abandonó la música para criar a Elena y a sus dos hermanas, ambas ya fallecidas.
La escuela primaria y parte de la secundaria la hizo en un instituto inglés de monjas irlandesas, que se desempeñaban con acciones un tanto severas para sus alumnas. En una ocasión, una de las hermanas la subió a un pupitre de madera y con una regla le pegó sobre el reloj, partiéndole el vidrio del cuadrante. Elena estaba tan enojada que reaccionó dándole una trompada a la directora. Más allá de la falta de didáctica de las hermanas superioras, la ex modelo supo reconocerse como una pésima alumna.
El cambio no tardó en llegar y Elena fue a un colegio mixto. Para su graduación, su papá le regaló un viaje a Europa, por un mes, para ella y sus dos amigas. "Fue cero descontrol, en ese mes no salí con un hombre ni una sola noche. Descontrol es lo que hizo mi hija Carolina (Oltra) en su viaje de egresadas cuando fue a Bariloche", comentó compinche.
Si bien es muy compañera de sus hijas, Carolina y Sofía, también suele reconocerse como una madre demasiado sobre protectora.
"A los 18 años fui azafata. Eso parecía un certamen de belleza, tenías que ser perfecta, es por eso que me cansé y renuncié al poco tiempo", comentó la bella morocha. Fue justamente en esa época cuando comenzaron a surgirle oportunidades laborales para modelar.
A Elena jamás le faltó nada pero sus deseos de ver los partidos del Mundial Argentina 78, en el estadio de River Plate, la llevaron a algo impensado para su padre, quien se había negado a darle dinero. La mayor de las hermanitas Fortabat comenzó a trabajar en un stand apostado en el lugar, donde vendía hamburguesas y chorizos. Luego logró que la ascendieran, convirtiéndose en chocolatinera y pasó a ser jefa del stand pero su trabajo allí finalizó al mismo tiempo que los encuentros deportivos.
"Siempre fui una buscavidas. No me empalagaron de plata, sólo me compraban un jean al año", supo comentar en más de una oportunidad.
Sin embargo, las vacaciones con su familia siempre fueron en Punta del Este, a donde llegaban en su barco.
A los veinte años, salió con un brasilero pero se enamoró de su futuro suegro, un hombre que le llevaba veinticuatro años y tenía cinco hijos. Nada le importó a la rebelde de los Fortabat y se fue con él a vivir a Brasil pero un día todo terminó.
Seis años después llegaría a su vida Silvio Oltra, con quien se casó a los veintiocho y tuvo a Carolina. Cuando nació la pequeña, Silvio se encontraba en una silla de ruedas y dormía en una cama ortopédica porque había sufrido un accidente automovilístico en San Juan.
Luego de cuatro años de matrimonio y de suplicarle a Silvio que abandonara el turismo carretera, optaron por separarse. Oltra no estaba dispuesto a dejar su profesión. La muerte de su ex marido y de sus dos hermanas, la sumergieron en una profunda tristeza que la llevó a sufrir ataques de pánico y fobia, sentimientos por los cuales no salió de su casa por un término de dos años.
Actualmente conduce Fitness y estética por la pantalla de América, los días sábados a las 10.30, mientras que, a las 19, la señal Plus Satelital emite Elena Fortabat novias