El primer juicio por jurado popular realizado en la ciudad de Villa María y el cuarto desarrollado en la provincia de Córdoba terminó con una condena a cadena perpetua contra un joven acusado de haber asesinado de 11 puñaladas a una remisera.
El fallo -adoptado por unanimidad- fue dado a conocer a última hora de anoche por el jurado, al cabo de una semana de maratónicas audiencias, en el final del primer juicio de estas características desarrollado en Villa María.
Los integrantes del jurado, en su fallo, también absolvieron a otro joven que estaba imputado por "encubrimiento" en el mismo hecho. El Tribunal estuvo integrado por magistrados y ocho miembros del "jurado popular", quienes coincidieron con el fiscal de Cámara Francisco Márquez, en sus conclusiones del hecho y la pena sugerida.
Según se destacó en una nota publicada hoy por el diario La Mañana de Córdoba, con el fallo dieron por probado que "fue Ariel Luis Roa (27 años) quien la noche del 23 de abril de 2004, subió al remis manejado por Graciela del Valle Saines y valiéndose de un cuchillo la mató de 11 puñaladas, dejándola tirada y poniéndole encima la tulipa del coche para luego robarle el vehículo y sus pertenencias".
El fiscal había pedido durante el juicio la pena de cadena perpetua por considerar a Roa autor de "homicidio agravado por alevosía y críminis causa" (es decir cometido para facilitar el robo).
En su alegato de una hora y media, basándose en los testimonios y las pruebas expuestas durante los días del juicio, aseguró que el acusado "tenía la idea de matar en el momento en que decidió abordar el auto a cara descubierta y al haber afilado un cuchillo, arma letal, de una hoja de 20 centrómeros de largo, el que fue brutalmente clavado once veces en el cuerpo de Saines".
Por su parte, el querellante particular Víctor Daghero eligió explayarse caracterizando la personalidad del ahora condenado, y dijo que era una "persona violenta".
También apuntó que en una oportunidad había privado de la libertad a su mujer y también se lo acusó de maltratar a sus hijos, por lo que en una ocasión debió interceder hasta el Juzgado de Menores.
La última audiencia del juicio finalizó pasadas las 22.30 de ayer, y antes de la deliberación final se dio espacio a la penúltima palabra a los familiares de la víctima. Pero el abogado de la familia sólo señaló que el hijo de Saines estaba muy dolido y no quería hablar, aunque pedía justicia.
Luego, Roa y Albornoz se proclamarían inocentes, y finalmente casi tres horas más tarde, se conoció el veredicto del jurado.