Por el récord del cobre, la moneda de un centavo vale su peso en oro

El metal alcanzó su valor máximo y gran parte de las monedas de un centavo en circulación en los EE.UU. valen casi el doble que su denominación

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(EFE)

La fuerte alza del cobre en los últimos meses causó un hecho curioso: hoy en día gran parte de las monedas de un centavo en circulación en los EE.UU. valen casi el doble de su denominación.



Esto quiere decir que si se toma un centavo, se funde y se vende como metal al valor que tenía el cobre el lunes pasado, su valor es de cerca de 1,8 centavos.



Hay que aclarar, eso sí, que no todos los centavos en circulación tienen el mismo valor, puesto que el de 1,8 centavos es cierto sólo para aquellas monedas acuñadas antes de 1982, cuando el 95 por ciento de las monedas, de unos tres gramos de peso, era de cobre y el cinco por ciento de zinc.



A partir de ese año el gobierno de los EE.UU. cambió la composición de la moneda al 97,5 por ciento de zinc y al 2,5 por ciento de cobre.



Pero aunque el contenido de cobre es bastante menor, su valor no lo es tanto, pues el zinc también ha experimentado una fuerte suba.



El lunes pasado el metal contenido en estos nuevos centavos o "pennies," como se les conoce en los EE.UU., valía 0,75 centavos.



Los expertos no desechan que el precio del zinc y del cobre siga al alza, lo que eventualmente podría hacer que todos los centavos de los EE.UU. valgan más fundidos que en los bolsillos de los estadounidenses.



Al contrario de lo que ocurre con los billetes, cuya destrucción está prohibida por las autoridades, los estadounidenses son libres de tomar sus "pennies" y fundirlos, aunque muchos creen que el trabajo de hacerlo trae consigo más gastos y dolores de cabeza de los que se cree.



Por un lado no es fácil recoger una suma más o menos importante de centavos como para que valga la pena el sacrificio, especialmente si se piensa que un kilo de "pennies" son apenas un poco más de tres dólares.



Asimismo, es muy probable que si alguien comenzara a fundir centavos en grandes cantidades las autoridades podrían intervenir y prohibir su destrucción, como lo han tenido que hacer en el pasado ante situaciones similares.



También hay que recordar que, por ahora, sólo aquellos "pennies" anteriores a 1982 valen casi el doble, lo que implicaría un largo trabajo de selección.



Finalmente está el costo de la transacción, de la fundición y del transporte, lo que puede hacer la empresa de fundir monedas algo mucho más difícil y costoso de lo que en un principio parece.



Pero el alza de los metales no sólo afecta a la moneda de un centavo. La de cinco centavos, conocida como "níquel" por el metal que la compone, ya vale cerca de 4,4 centavos, o el 88 por ciento del valor nominal de la moneda.



Con la libra de níquel a 7,7928 dólares y con posibilidades de que siga subiendo, no sería extraño que pronto se hable también de la posibilidad de fundir monedas de cinco centavos. Pocos esperan que la gente se vuelque a las fundiciones a entregar sus monedas para cambiarlas por barras de metal, pero sí se cree que el alza de los metales podría hacer que mucha gente comience a mirar con más simpatía las monedas y que, por lo mismo, las guarde en casa.



Se estima que cada estadounidense guarda cerca de 1.000 "pennies" en casa, más que por su valor, por la incomodidad que representan, dado que su valor comercial es casi nulo y su utilidad es cuestionada por muchos.



Si a la tendencia normal de las monedas rojas a acumularse en bolsillos y latas de café se suma el aumento en su valor, es probable que las monedas salgan de la circulación más rápido que de costumbre.



Pero si aún no está claro qué tan buen negocio puede ser guardar monedas para el estadounidense medio, los verdaderos beneficiados son los productores, pues se cree que de cualquier manera, ya sea porque se funden o porque se guardan, se necesitará acuñar más monedas, lo que implica mayores compras de cobre, zinc y níquel.