La ecuación es simple, Justo Lamas sabe que hay muchas probabilidades de que en las aulas de los colegios estadounidenses se encuentre el futuro presidente de la nación y no quiere que crezca sin saber dónde queda la Argentina ni su idioma.
El factor sorpresa jugó a su favor y cuando recién comenzaba con sus presentaciones en las escuelas -como parte de las actividades del departamento de Lengua-, sus espontáneas demostraciones de afecto entre los estudiantes le abrieron camino en una cultura poco acostumbrada a las expresiones de cariño.
Meses más tarde, las letras y canciones de Lamas fueron incorporadas a la enseñanza oficial de español en todo el territorio norteamericano, tras una selección realizada por la Secretaría de Educación de dicho país entre cientos de opciones.
El cantante y compositor argentino se transformó en un símbolo para los jóvenes de los EE.UU., quienes suelen llenar teatros para escucharlo y aprender un idioma cada vez más utilizado en su sociedad.
En el ámbito estudiantil la cara de Justo Lamas se multiplica en remeras, vinchas y todo tipo de merchandising, en tanto los maestros de español se jactan de cómo sus alumnos mejoran día a día el vocabulario gracias a las canciones de este hombre casi desconocido en Argentina.
Cimientos afectivos
Justo nació y se crió en la localidad bonaerense de Quilmes, donde recuerda haber tenido sus primeros deseos de ser cantante apenas cumplidos los tres años de vida.
?Éramos una familia normal hasta que a mi mamá se le desató esquizofrenia, yo tenía cinco años y no entendía nada, el día anterior estaba bien y de pronto la veía arañándose la cara. Mi papá nos sentó a la mesa con mi hermano y nos explicó qué pasaba. Desde chico tuvimos que participar para ayudar a mi mamá, la cuidábamos y ayudábamos a tomar su medicación. Y vivimos todo eso con mucho amor?, relata en un reportaje exclusivo a Infobae.com.
Lejos de resultar melodramático, Lamas afirma que el trance vivido en su niñez no logró traumatizarlo gracias a la forma en que su padre condujo la situación: ?siempre nos dio mucho amor, desde la palabra hasta el abrazo?.
?Fue una infancia dura, pero cuando hablo de ella debo reconocer que no sufrí. En EE.UU. he estado en sitios escuchando gente que se dedica a ayudar a otras personas que padecieron problemas con las drogas, violaciones, estuvieron presos o miles de cosas y que salieron y hoy pueden contar su caso, yo siento que no tengo nada que contar, pero creo que estoy en este mundo para darle una palabra de aliento a la gente?, confiesa.
Edificación del artista
La casualidad quiso que una maestra ?la misma profesión que ejercía su madre- fuera quien le abriera el camino como artista, educador y mensajero.
Aquella mujer había escuchado uno de sus discos y lo comenzó a utilizar como material didáctico en las clases de español que enseñaba en los Estados Unidos.
Justo era cantante desde los 14 años, cuando su papá aceptó que encarara la carrera artística ?siempre y cuando lo hiciera de manera profesional?.
Estudió canto, expresión corporal y baile, y en 1993 fue elegido por Hugo López, el representante del mexicano Luis Miguel, como uno de los nuevos artistas para ser lanzados a nivel mundial.
Pero Lamas iba a tener que enfrentar una vez más la cara más oscura de la vida: la muerte del manager, un año más tarde.
Recién en 1996, el sello BMG Argentina lo contrató para grabar su primer CD ?Siempre por Siempre?, cuyo corte de difusión, ?Magdalena?, le permitió paladear un primer sorbo de fama.
?Al año recibí una oferta de una compañía de los EE.UU. que se dedicaba a promover el español en las escuelas. Viajé a dar mi primer concierto en la ciudad de Dallas y allí me enteré cómo me habían conectado?, recuerda.
Fue la maestra de español que había utilizado el disco para sus clases la que tuvo la idea de llevarlo a su país y además pagarle el pasaje a través de la venta de objetos de distinto tipo que sus alumnos realizaron en los comercios de la ciudad.
El resto fue un efecto dominó entre escuelas en las que Justo fue desembarcando con sus canciones y su mensaje de amor, solidaridad y esperanza en un mundo mejor, hasta llegar a la Secretaría de Educación estadounidense.
Por un mundo mejor
La sinceridad resultó su mejor sistema de difusión: ?Un día antes de entrar a un concierto vi a un par de chicos de unos 10 años drogándose. Sabía que EE.UU. tenía uno de los índices de suicidios de adolescentes más altos y empecé a hablar del tema y a escribir letras más comprometidas con esos problemas?.
Una vez, recuerda que estaba tocando en el estado de Nebraska, y bajó del escenario para abrazar a una adolescente que estaba llorando.
?El abrazo y beso allá no existe, el maestro tiene prohibido tocar a los alumnos y en general la mayoría de los habitantes de los EE.UU no se dan besos, no saben cómo demostrar el afecto en forma física. Eso quiere decir que los padres no los tratan con afecto. Es necesario el afecto físico además de las palabras. Yo hago subir a los maestros de español al escenario y les hablo de esa importancia?, relata Lamas.
Siente que esa es la misión que debe cumplir en este mundo y fundamenta que, siendo los EE.UU. una potencia mundial y teniendo que cuenta que una gran mayoría del resto de los países depende del humor que vaya a tener su presidente, ?tener la posibilidad de trabajar con adolescentes es sembrar un nuevo despertar?.
?Esos chicos pueden ser mañana los diputados o senadores que tomen las decisiones en los EE.UU. que afecten a la Argentina. Es necesario que conozcan nuestra cultura. Ellos están creciendo con una cabeza más internacional, no sólo mirando a EE.UU. y un presidente con una cabeza más internacional puede producir un cambio?, asegura.
Para el caso argentino, Lamas dice que la mayoría de los habitantes estadounidenses ?no tiene idea de lo que es el país? y que recién con el éxito deportivo de Manuel ?Manu? Ginóbili en las canchas de básquet, algunos curiosos preguntan dónde queda.
Entonces Lamas se lamenta de la poca importancia que las autoridades locales le dan al tema de la difusión cultural en EE.UU. y siente impotencia cuando a la hora de escoger modelos para la difusión del español, los docentes norteamericanos sólo toman como referentes a México y España.
?Me encantaría poder hacer un proyecto promocionando nuestro país, estoy seguro de que los norteamericanos se abrirían mucho más a la Argentina?, se anima.
Justo Lamas tiene un poder de convocatoria que le permite realizar unos cien conciertos por año en 48 estados y con un promedio de 700 adolescentes por show. Su lema, por ahora es vivir al máximo las oportunidades: ?Sea chiquito o grande yo siempre voy con la intención de dar lo mejor?.
Nerina Sturgeon
nsturgeon@infobae.com