Inauguraron una réplica del primer barco que dio la vuelta al Mundo

La imitación de la nave Nao Victoria, en tamaño natural, se puede visitar en el puerto de San Julián en Santa Cruz. Allí funcionará un museo. La carabela tiene 25 metros de largo y es igual a una de la cinco que navegó Fernando de Magallanes

Télam 162

Una réplica tamaño real de la Nao Victoria, la insignia de la flota magallánica y primera en dar la vuelta al Mundo, es el nuevo símbolo de la ciudad santacruceña de Puerto San Julián, lugar del primer encuentro entre europeos y nativos de Argentina, donde se ofició la primera misa en estas tierras y donde se virtió la primera sangre entre ambas culturas.

Desde hace seis meses, en el punto donde la avenida San Martín se encuentra con el mar se comenzó a erigir una estructura que de a poco tomó la forma de una carabela, que con sus 25 metros de largo y 24 de alto (su ancho es de 6,8) se podía ver al entrar a la ciudad, por encima de los bulevares de la calle principal.

Se trata de la réplica de la única de las cinco naves de la expedición de Fernando de Magallanes que retornó a España en 1522, tras dar la vuelta al Mundo en un viaje de casi tres años, inaugurada anoche con toda la pompa que merece un hecho que promete cambiar para mejor la vida de la ciudad.

El acto fue una fiesta de la que participaron autoridades nacionales, provinciales y municipales, y numerosos vecinos que disfrutaron del espectáculo de fuegos artificiales y la escenificación de los hechos ocurridos entre marzo y abril de 1520, a cargo del ballet folclórico "Fortín Sureño".

Aunque anoche se hizo la inauguración oficial, esta nave de roble, pino y materiales sintéticos, dotada de sistema de luces y de robótica computarizados, fue incorporada a la vida de los más de 6.200 habitantes de San Julián desde hace tiempo.

Los niños, en sus dibujos escolares del pueblo incluyen la carabela junto a las casas bajas de dos aguas con paredes de chapa acanalada y sus chimeneas, y en los hoteles se la mencionaba como un nuevo paseo aún cuando estaba en construcción.

Fernando Pugliese, jefe del estudio constructor de la nave, comentó a Télam que durante esa etapa más de 500 personas visitaron la Victoria y se fotografiaron junto a ella o en su interior.

Este abogado devendio en escenógrafo de oficio -entre sus obras figura Tierra Santa, en la costanera porteña- destacó que San Julián es por el momento un lugar "de escala" de los turistas que recorren la costa patagónica, pero que se pretende convertirla en un punto de destino, como Península Valdés o Ushuaia.
"Esta Nave va a generar a cada vez más trabajo, gastronomía y turismo", aseguró el constructor, quien adelantó la posibilidad de extender esta obra de ambientación histórica y recrear también la primera misa en territorio argentino, mediante un sendero temático por la costa.

En San Julián se originó palabra "patagones", que derivó en el nombre de toda la región. Los europeos, de baja estatura quedaron asombrados por el gran porte de los nativos, quienes rellenaban con hierba seca las pieles con que envolvían sus pies, lo que hacía que parecieran de gran tamaño.

También en el marco de ese contacto se derramó la primera sangre.
Fue cuando Magallanes, luego de mantener días de encuentros pacíficos con los indígenas, decidió llevar algunos de regalo al rey Carlos I de España y éstos se revelaron y hubo un combate con muertos de ambos lados.

Estos acontecimientos fueron recreados anoche por el ballet, incluido el amotinamiento que derivó en el ajusticimiento de los cabecillas por parte del capitán portugués en las costa de San Julián y el abandono de otros a su suerte en estas tierras.

En este aspecto, el director de Cultura local, Carlos Gleadell, explicó a Télam que tanto en la construcción de la réplica de la nave, como la actuación de anoche se respetó el "rigor histórico", con todo el dramatismo que tuvieron los hechos.
En cuanto a la Nao Victoria, los constructores viajaron a España, donde se copiaron los planos que hay en ese país, que fueron deducidos de acuerdo a datos recopilados, porque los originales desaparecieron y tampoco quedó nada de la nave que dio la vuelta al mundo, sólo una réplica en un museo.