El año de Maradona

Durante 2005, volvió a sorprender al mundo y con su magia habitual, renació de las cenizas, recuperó su figura y condujo un exitoso ciclo en la televisión que le abrió las puertas a contratos fabulosos para 2006

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El 2005 fue el año de Diego Maradona, quien a pocos meses de gambetear la muerte en su más dura confrontación con ese rival tras su retirada de los campos de juego en 1997, dio sobradas muestras de haber recuperado las ganas de vivir.

Tenía el partido casi perdido, parecía que estaba fuera de juego y sin embargo volvió a escena como si nada malo hubiera pasado en los oscuros tiempos de su adicción a las drogas, de autodestrucción sistemática y de desquicio estético.

La televisión y el éxito de su programa "La noche del 10" potenciaron su imagen renovada y desde el primero hasta el último programa de un ciclo de 13 emisiones sus famosos invitados se manifestaron maravillados por ese "nuevo" Maradona que los estaba presentando.

"Pelusa" pasó por un filtro con múltiples peligros, como si fuera el último. En la comunidad médica se levantaron voces críticas contra la operación a la que se sometió por el excesivo riesgo que entrañaba para el paciente, pese a su costumbre de jugar siempre al límite.

Multitudes de fieles seguidores del astro habían montado en 2004 un santuario en los alrededores de la clínica Suizo Argentina donde había ingresado con problemas cardíacos, para rezar, para pedir a sus dioses y sus santos que otorgaran una última oportunidad al "10", al ídolo, al intocable.

Un asombroso exceso de peso -estado técnicamente descrito como de "obesidad mórbida de grado tres"-, provocó un diagnóstico preocupante: hipertensión, problemas respiratorios, apnea del sueño, miocardiopatía dilatada, diabetes y función renal alterada.

Pero supo encontrar voluntad y lugar para mejorar su estado de salud y en marzo de este año se instaló en Cartagena de Indias, Colombia, donde Luis Felipe Chaux y otros tres cirujanos lo sometieron a un "by pass" gástrico para que rebajara al menos 40, y hasta 50 de los 121 kilos de peso que tenía en ese momento.

"Estoy bien. Me pongo en marcha; hay muchas cosas que tengo que recuperar. Es ahora o nunca", les dijo Maradona a sus padres, que lo alojaron en su casa de Villa Devoto cuando la reducción de su peso ya era notable, como también su decisión de enderezar su rumbo.

El contrato con la televisión fue el primer paso y la puesta en escena de su programa, el más costoso en materia de producción de los últimos años en Argentina, el trampolín para la concreción de otros halagos.

Lo premió el Senado de su país al destacarlo como ejemplo de lucha, recompuso su relación con sus hijas Dalma y Gianina, Boca le ofreció un cargo que hoy cumple honoríficamente y la AFA lo invitó a incorporarse a la selección que irá al Mundial de Alemania 2006, lo cual finalmente rechazó en buenos términos y con palabras de agradecimiento.

En su programa se reconcilió con el público mundial y charló mano a mano con invitados como Pelé, Mike Tyson y Fidel Castro. Estuvo rodeado de futbolistas estelares y artistas famosos y relató pormenorizados momentos claves de su vida, como aquel en el que marcó un tanto con la mano a Inglaterra en México 86 y como cuando confesó que hace un año y medio que no consume drogas.

"Recuperé a mis hijas, mis padres están felices, me siento muy bien. ¿Qué más puedo pedir?", reflexionó el astro en varias ocasiones. Ver para creer.

La televisión insiste y quiere renovar el contrato para 2006 por una suma millonaria. Le llovieron ofertas de todo tipo, muchas de ellas publicitarias, como en sus mejores tiempos de futbolista. El cineasta bosnio Emir Kusturika filma un documental sobre su vida mientras el astro sueña con ser el entrenador de la Selección tras el Mundial de Alemania.

Maradona afirmó cuando jugaba al fútbol que sus hijas comerían caviar toda la vida. Después de tocar fondo, parece que retomó ese objetivo.