Cómo torturaba Saddam Hussein

En el juicio al ex dictador iraquí, una testigo narró entre sollozos cómo fue su detención, y cómo fue sometida a feroces torturas.  Después, Saddam gritó que no regresará "a un tribunal injusto" cuando se reanuden las audiencias

Guardar
  162
162
(AP)

- Saddam Hussein, con rostro imperturbable, escribió en un bloc de notas mientras la "Testigo A" informó al tribunal cómo ella y docenas de otras personas de la población de Dujail fueron detenidas tras un intento de asesinato contra Saddam en 1982.


 

Después, Saddam gritó que no regresará "a un tribunal injusto" cuando se reanuden las audiencias.


 

Cuando el tribunal decidía sobre si reanudaría las audiencias hoy, Saddam exclamó: "¿Están ustedes arrastrando a los acusados al juicio cuando están exhaustos?" y se quejó de que no se le daba ropa limpia ni se le permitía bañarse o hacer ejercicio.


 

Saddam volvió a perder la compostura varias veces más durante el juicio, y gritó al juez "no volveré, no regresaré a un tribunal injusto. ¡Váyase al diablo!".


 

La sarta de improperios ocurrió tras una discusión entre los magistrados y los abogados defensores en torno a la próxima audiencia del tribunal.


 

El magistrado principal falló que el juicio será reanudado hoy para escuchar la declaración de otros dos testigos, desoyendo los pedidos de los letrados defensores para obtener más tiempo.


 

Anteriormente, una mujer testificó sobre las torturas a las que fue sometida durante el régimen de Saddam.


 

La mujer sollozaba mientras describía cómo los guardias de seguridad de Saddam le ordenaron "que me desvistiera en una habitación".


 

La testigo dijo que Wadah al-Sheik, un oficial de inteligencia iraquí que murió de cáncer el mes pasado, "me alzó las piernas y ató mis manos. Luego me administró choques eléctricos y me golpeó".


 

La testigo dijo que tenía 16 años en la época de su arresto, y sugirió, sin decirlo directamente, que había sido violada por sus captores.


 

"Les imploré, pero me golpearon con sus pistolas", indicó. "Me hicieron poner las piernas en alto. Eran cinco o más y me trataron como si fuera un banquete".


 

"¿Eso es lo que les pasa a las mujeres virtuosas de las que habla Saddam?", preguntó entre sollozos, lo que hizo que el juez le amonestara que se ciñera a los hechos.


 

Preguntada por el magistrado a quién de los encausados deseaba acusar, la "testigo A" identificó a Saddam.


 

"Cuando tanta gente es encarcelada y torturada ¿quién toma una decisión?", agregó.


 

Posteriormente, contó que un guarda de seguridad le dijo que "tienes suerte de estar en (el centro) Mujabarat y seguir siendo virgen".


 

La mujer indicó además que muchas otras detenidas fueron violadas por los guardas de seguridad.


 

A continuación, una segunda mujer, la "testigo B", dijo tener 74 años y recordó cómo su familia fue detenida en 1981, un año antes del incidente de Dujail.


 

El "testigo C", declaró que fue detenido por las fuerzas de seguridad junto con sus padres y dos hermanas, según él niñas.


 

Pasaron 19 días en la sede central de la seguridad, 11 meses en la prisión de Abu Ghraib, donde su padre murió tras ser golpeado en la cabeza, y tres años en el desierto.


 

"En la sede de la seguridad me conectaron dos pinzas en las orejas y me dijeron que si mentía me electrocutarían", según el hombre, y agregó que le aplicaron descargas eléctricas.


 

"En prisión solían traer hombres a la habitación de las mujeres y les indicaban que ladraran como perros", contó C. "Mi padre murió en prisión y no pude verle. Se encontraba en una habitación a unos 50 metros de mí. Tenía 65 años y sufría una dolencia cardiaca".


 

El relato hizo que Saddam se quejara de sus condiciones de detención. Indicó que aunque el tribunal escucha el relato de los testigos, pero "¿se ha molestado alguien en preguntar a Saddam Hussein dónde fue torturado? ¿Dónde fue golpeado?".


 

El ex dictador pidió al juez que investigue las condiciones de su detención porque "es su deber de magistrado investigar el delito donde ocurre".


 

"Vivo en una jaula de hierro cubierta por una carpa bajo el mandato democrático norteamericano. Usted debe venir a ver la jaula", insistió al juez.


 

"Por favor, señor juez, no acepte insulto alguno contra Irak. No importa si insultan a Saddam Hussein, porque los norteamericanos y los sionistas desean ejecutar a Saddam Hussein. ¿Qué importa la ejecución de Saddam Hussein? Se ha entregado a Irak desde el día que acudió a la escuela y ya ha sido condenado tres veces a muerte. A Saddam Hussein y sus camaradas no les asusta la ejecución".


 

Las medidas tomadas para preservar el anonimato de la denunciante complicaron el testimonio. Al principio, los abogados de la defensa se quejaron de que no podían escucharla bien debido a la distorsión de la voz.


 

El juez ordenó entonces que se apagara el modulador de voz, pero como resultado, la audiencia no pudo escuchar nada de lo que decía la testigo.


 

Por lo tanto, el presidente del tribunal, juez Rizgar Mohammed Amin, ordenó un receso. El modulador de voz fue reparado, y los periodistas y los miembros de la audiencia pudieron escuchar las declaraciones.


 

Los abogados de la defensa insistieron en interrogar a la testigo cara a cara, y exigieron que los acusados pudieran verla.


 

Por lo tanto, luego que ella brindó su testimonio, durante más de una hora, Amin ordenó que la sesión fuera cerrada al público, bajó cortinas frente a la galería para periodistas y visitantes, y cortó el sonido.


 

Los testigos tienen derecho a pedir que sus identidades no sean reveladas, para protegerlos de la venganza de los leales a Saddam. Sin embargo, los primeros dos, hombres que declararon ayer, permitieron que sus nombres fueran dados a conocer y sus fotografías difundidas a todo el mundo.