El brasileño Robinho y el argentino Lionel Messi, dos de las sensaciones de la Liga española en este comienzo de temporada, aportarán sangre nueva al clásico entre el Real Madrid y el Barcelona de mañana en el Santiago Bernabéu, en uno de los duelos más parejos de los últimos años.
El conjunto azulgrana supera en un punto a los madridistas y el vencedor de este duelo, con permiso del Osasuna, podría salir líder tras la duodécima jornada.
Y ahí tendrán mucho que decir los jóvenes astros del fútbol sudamericano. Robinho, tras un estreno espectacular contra el Cádiz, se fue diluyendo en posteriores encuentros para volver a lucir en el último disputado contra el Zaragoza cuando, pese a fallar un penal, forzó dos y fue el artífice de la victoria 1-0 de su equipo.
Mientras, Messi protagonizó el lío federativo de la temporada, que tiene visos de no terminar nunca. De hecho, todavía está en el aire su presencia en el Bernabéu después de que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) solicitara la nulidad de su ficha a la Federación Española de Fútbol (RFEF), aunque todo hace indicar que finalmente estará a las órdenes de Frank Rijkaard.
En el caso del brasileño tampoco es segura su presencia en el once titular del Real Madrid. Si finalmente se recupera Ronaldo para el clásico, puede empezar en el banco para ser un recambio en la segunda parte, toda vez que otros futbolistas como Zidane, Raúl, Beckham o Baptista también parecen recuperados de sus respectivas dolencias físicas.
Pero si al final ambos están en el terreno de juego, el espectáculo lo agradecerá. No en vano ambos fueron comparados con dos de los mejores futbolistas de todos los tiempos, Pelé y Maradona.
El primero, hizo de la finta, la bicicleta y el cambio de ritmo sus señas de identidad. Messi tiene un guante en la pierna izquierda, una gambeta endiablada y sus acciones contra la Juventus en la pasada pretemporada levantaron a la hinchada azulgrana de sus asientos.
La magia de Robinho apareció en el Campeonato Brasileño de 2002 con el Santos. Allí ganó dos títulos de Liga antes de pasar al Real Madrid. Sus más entusiastas admiradores dicen que es más contundente y peligroso que Ronaldinho y que en el frente de ataque distribuye mejor el balón que Ronaldo.
Messi también siguió la misma dirección. Desde Sudamérica a España. El rosarino se convirtió en el tercer jugador más joven de la historia del Barcelona que se enfundó la camiseta del primer equipo. Llegó a Barcelona en septiembre de 2000. Con apenas trece años y 1,40 de estatura, el centrocampista pisó los campos de entrenamiento de La Masía y desde entonces se convirtió en la gran esperanza azulgrana.
Ya bate records con el Barcelona. Sólo dos jugadores fueron más precoces que él a la hora de enfundarse la camiseta del primer equipo azulgrana en los 104 años de historia de la entidad azulgrana.
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