El cadáver de un asesino italiano buscado hace 30 años fue hallado en el cementerio de Melilla, enterrado con una identidad falsa.
Se trata de Andrea Ghira, quien llevaba 11 años enterrado y 30 de huir de la Justicia de su país tras.
El diario El Mundo publicó que Adrea Ghira y dos amigos -Giananni Guido y Angelo Izzo- de la alta burguesía romana relacionados con movimientos de extrema derecha, violaron y torturaron a dos jóvenes, una de las cuales murió.
El hecho ocurrió la noche del 29 de septiembre de 1975 y se conoce en Italia como la 'masacre de Circeo'.
Rosaria López, de 19 años, y Donatella Colsanti, de 17, habían salido aquella noche con los chicos creyendo que irían a una fiesta en una villa propiedad de un conocido empresario romano, el padre de Ghira.
Pero fueron torturadas durante toda la noche en un chalet de la localidad de San Felice Circeo, a unos cien kilómetros de Roma.
Rosaria murió por ahogamiento y Donatella consiguió sobrevivir al hacerse pasar por muerta.
Al creer que ambas habían fallecido, los chicos las metieron en el maletero del coche de Guido. Lo dejaron aparcado en plena noche para ir a comer, momento que Donatella aprovechó para pedir ayuda a gritos.
Su testimonio permitió la detención de Guido e Izzo, pero no de Ghira, que fue advertido a tiempo y pudo escapar. Hasta ahora se creía que se había fugado a un país sudamericano. Fue juzgado en rebeldía y condenado a cadena perpetua. Sobre él pesaba una orden de busca y captura internacional desde 1992.
Ahora se supo que Ghira llegó a España a principios de los años 80 y se alistó a la Legión bajo el nombre de Massimo Testa, el mismo con el que fue enterrado. Ascendió a cabo primero, pero en septiembre de 1993 fue expulsado del cuerpo por consumir estupefacientes. Justo un año después, en septiembre de 1994, murió en la ciudad autónoma (por sobredosis).
La tumba en la que reposan sus restos se encuentra en uno de los dos patios que tiene el Tercio Gran Capitán de la Legión, con sede en Melilla, en el cementerio de La Purísima de la ciudad. Está pintada con cal blanca y tiene una cruz negra en la que figura su nombre falso, Massimo Testa, y la fecha de su entierro, el 11 de abril de 1994. Ghira había fallecido días antes pero se le realizaron unas pruebas de autopsia que duraron más de una semana.
La investigación sobre uno de los asesinos más buscados de Italia se reabrió hace pocos días, tras la interceptación de varias conversaciones telefónicas y fue el testimonio de uno de sus parientes el que permitió dar un giro definitivo al caso.
La identificación del cadáver se realizó por las huellas dactilares. Ahora, los responsables italianos de la investigación pretenden exhumar el cadáver y trasladarlo a Italia para continuar con la investigación del caso, después de que la Fiscalía italiana ordenase una prueba de ADN.
Los otros dos implicados en el asesinato de la chica, Guido e Izzo, también han sido protagonistas de fugas sonadas en su país. El primero logró escapar de la cárcel para refugiarse en Argentina y fue expulsado de Panamá a Italia en 1994.
Izzo, que durante su estancia en prisión colaboró con la Justicia en varias investigaciones sobre terrorismo ultraderechista, se dio también a la fuga en 1993 aprovechando un permiso carcelario, pero localizado días después.