Condenan a joven que mató a su pareja y simuló "ruleta rusa"

La Justicia de Bariloche le sentenció 19 años de cárcel para el joven que asesinó a la madre de su hijos. En el momento del crimen, ambos estaban ebrios

Un joven de 19 años fue condenado en Bariloche a nueve años de prisión por
haber asesinado a una adolescente que era madre de su hijo y luego tratar de hacer pasar esa muerte como accidental durante una "ruleta rusa".

La Cámara Segunda penal de Bariloche condenó a Renzo Yamel Otoizaga, por el asesinato de un tiro en el pecho a su pareja, Karina del Carmen Altamirano, de 17, ocurrido en mayo último en la humilde casilla que compartían en el barrio Las Lomitas, uno de los más pobres de la ciudad.

De acuerdo a lo reconstruido por los testimonios del debate, el crimen se registró cuando el autor material y la víctima se encontraban junto a dos amigos bebiendo copiosamente.

Con los testimonios y pericias recabadas, el tribunal concluyó que Otoizaga le apoyó un revólver 32 en el pecho a Altamirano, quien estaba en la cama junto al bebé de ambos, y disparó provocándole la muerte inmediata.

También comprobaron que luego del disparo, Otoizaga intentó montar una escena para demostrar que Altamirano se habría suicidado o se habría disparado accidentalmente, sentándola en la cama y colocando el arma a diez centímetros de su mano.

Tanto el condenado como uno de sus amigos y la propia víctima, habían estado jugando con el arma. Y en las primeras declaraciones indicaron que la chica se había disparado mientras jugaban "a la ruleta rusa".

Pero luego, uno de ellos (Marcos Patricio Cárdenas Arismendi) describió el momento señalando que Otaizaga manipulaba el arma, hizo un disparo que no salió y luego otro que fue el fatal.

El testimonio de la madre de la víctima, Nélida Beatriz Navarro, fue fundamental para la condena, ya que sostuvo que en los últimos meses Otoizaga maltrataba a Altamirano, e incluso amenazó con matarla.

Dijo que en una oportunidad la secuestró de su casa, junto al bebé, y que le advertía a ella que "en algún momento iba a correr sangre" y que la mataría.

En cuanto a un pedido de la defensa en favor de Otoizaga, los jueces destacaron que la ebriedad del condenado "era voluntaria e incompleta al punto que le permitió conducir sus acciones y advertir su significación", y descartaron cualquier atenuante en ese sentido.