La desesperación de los jóvenes profesionales españoles

Con 30 años son la generación más preparada: poseen posgrados, masters y hablan varios idiomas. Pero los llamados "mileuristas" deben compartir departamento, no tienen hijos ni auto. ¿Cómo viven en realidad?

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Desde hace años que el sueño de miles de jóvenes latinoamericanos es radicarse en el exterior debido a que en sus países de origen no encuentran el futuro deseado.

Y uno de los destinos más elegido es España, país en donde la barrera del idioma no se aplica y que vive una fuerte expansión económica desde hace años.

¿Pero es España la tierra prometida? Un extenso artículo del prestigioso diario El País explica que esa situación no es tan real como se piensa, al menos, desde América Latina.

Así comienza la nota: ?Pertenecen a la generación más preparada de la historia de España. Rondan la treintena, son universitarios y saben idiomas. Pero los bajos sueldos, la sobreabundancia de titulados y los cambios sociales les han impedido llegar a donde pensaban llegar. Comparten piso; no tienen coche, ni casa, ni hijos y ya se han dado cuenta de que el futuro no estaba donde creían?.

Y explica que hace unos meses llegó a la redacción de El País una carta titulada: Soy mileurista.

¿Quiénes son los mileuristas? ?Aquel joven licenciado, con idiomas, posgrados, másters y cursillos (...) que no gana más de ?1.000. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día... A veces es divertido, pero ya cansa (...)".

La autora de la descripción y creadora del término es Carolina Alguacil, una joven de 27 años que vive en Barcelona y trabaja en una agencia de publicidad.

Si bien uno podría pensar que esta joven tiene una vida tranquila, su experiencia demuestra todo lo contrario. Comparte su casas con otras tres muchachas, de 25 y otras dos de 29 años ya que ninguna reúne el suficiente dinero como para alquilar un departamento sola.

El motivo de la carta enviada a El País por Carolina se relaciona con un viaje que realizó a Alemania. Allí observó que sus amigos, de la misma edad, tenían un mucho mejor pasar económico.

En España, según relata, no es así ya que ?toda la gente? que conoce le pasa lo mismo. ?Tengo una amiga que trabaja en una editorial de Madrid por ?1.000; mi hermano es ingeniero en Andalucía y lo mismo, mi cuñada es licenciada en Medio Ambiente y también. Todos estamos igual, y no es que vivamos mal, porque para algunos somos unos privilegiados, pero no es lo que esperábamos", dice a El País.

De acuerdo a cifras oficiales, apenas el 40% de los universitarios de España un trabajo acorde con su nivel de estudios, al tiempo que la tasa de desempleo de los jóvenes de entre 25 y 34 alcanza al 11,5%.

El País recuerda que nadie jamás podía pensar en una situación así. ?Sortearon dos crisis económicas (la del 74 y la del 92), pero nadie dudó por entonces de que esa generación, la más preparada de la historia de España, la más numerosa, la del baby boom, no fuera a vivir mejor que la precedente, que todas las precedentes?.

De acuerdo al sociólogo Enrique Gil Calvo, ?con estos jóvenes se crearon unas lógicas expectativas. La generación anterior creció con las vacas gordas, pudo cumplir el sueño de matar al padre, esto es, de superarlo en todo: mejor casa que los padres, mejores trabajos... pero para estos mileuristas, que han tenido paradójicamente mejores oportunidades en forma de estudio, el futuro no estaba donde debía de estar".

Si bien esta generación no pierde el ánimo ni se siente fracasada, sí sienten cómo se van cargando de amargura.

Belén Bañeres tiene 37 años, vive en Madrid y tiene la sensación "de ir llegando tarde a todo". Es psicóloga, pero nunca pudo emplearse en su especialidad. Lleva cambiando de trabajo desde hace más de 14 años y lo máximo que consiguió fue un contrato indefinido como auxiliar administrativa. Su sueldo nunca sobrepasó los ?1.000. Vive con su pareja, que cobra lo mismo que ella, y aseguran que es casi imposible que tengan una casa propia o hijos. ?Tengo la sensación de que me han robado la vida", dice a El País.

Un amigo de esta joven que prefiere el anonimato posee un master de informática aplicada a ciencias biológicas y durante un largo tiempo fue teleoperador de un 0-800. Asegura que no era el único universitario allí dentro con conocimiento de idiomas.

Daniel Castillejo vive en Sevilla y tiene 29 años. "Soy arquitecto, hablo tres idiomas, y no llego a ?1.000 de sueldo al mes por trabajar, sin contrato, en un estudio. Jamás tuve un contrato, ni vacaciones, ni pagos extras, voy en un coche de hace 15 años y este mes he renunciado a comprar diariamente el periódico porque no me puedo permitir gastar ?30 más. Vivo de alquiler con mi novia y yo no creo que nos hayan estafado: yo creo que nos están tirando a la basura", relata a El País.

La solución que estos y otros jóvenes encontraron para sobresalir de sus pares fue la de seguir estudiando. Pero de acuerdo a El País, eso se transforma en ?un circulo vicioso que recuerda a los que trazan los ratones de laboratorio buscando desesperadamente inútiles salidas a laberintos trucados sin salida?.

Juan Carlos Martínez es un mileurista de 33 años y dice: "Trabajo desde hace nueve años como comercial. Gano alrededor de ?1.100 brutos al mes. Y he intentado independizarme dos veces: la primera me fui con mi hermana; la segunda, con amigos. Las dos veces fracasé y he vuelto con mis padres. No es que no pueda. Pero con lo que gano, si pago unos ?600 de alquiler de un piso, ?200 de la letra del coche (lo necesito para trabajar) y ?200 más para comida, no me queda nada. Y como yo estoy fuera de casa todo el día gasto, mínimo, seis euros al día, entre tabaco y tal; así que se acabó. Cuando vivía independiente (independiente es un decir, porque estaba con mi hermana o con compañeros de piso...) no podía salir, ni viajar, ni comprarme ropa, ni nada...; no vivía, sólo sobrevivía. Y yo quería cierta calidad de vida. La misma que tenía en casa de mis padres. Por eso volví. Por eso espero a que me vayan mejor las cosas para irme otra vez".

De acuerdo a los datos dados a conocer por el prestigioso diario español, el 30% de los jóvenes en ese país de entre 30 y 35 años vive con sus padres; en el caso de los que tienen entre 25 y 29 años, la cifra se es del 63%. Llega al 95% si se trata de jóvenes entre 18 y 25 años.