Tiene 95 años y una memoria admirable. Su testimonio es codiciado por cualquier historiador que intente reconstruir la vida del fútbol argentino. Es que Francisco Varallo, entre otras cosas, es el único sobreviviente del primer Boca-River que se disputó en la era profesional y mantiene el recuerdo con un envidiable reconocimiento de detalles.
Aquel del 30 de septiembre de 1931 no fue un partido más. Los archivos dejarán registrados por siempre que ese clásico (que todavía no era "súper") tuvo que ser suspendido por un incidente que tuvo a Varallo como protagonista. River estaba adelante por 1-0 cuando el árbitro cobró un penal para Boca, que ejecutó el delantero y el arquero lo atajó. Pero Varallo fue en busca del rebote y se llevó por delante al guardameta millonario, que entró con pelota y todo en el arco. Ese hecho desencadenó en las protestas de los jugadores de River, que se retiraron del partido y tres de ellos fueron detenidos por darle puntapiés a Scola, el árbitro del encuentro.
"Los diarios hablaban de que yo había lastimado a un jugador. Y eso quedó tan grabado, que era el tema del clásico siguiente. Por eso, no me animaba a jugar ese partido. Entonces le dije al técnico Mario Fortunato que no me ponga porque sabía que algo iba a pasar", le cuenta Varallo a Infobae.com desde su casa de La Plata.
El mayor goleador de la historia de Boca confiesa a 73 años de ese segundo Superclásico (se jugó un 6 de junio de 1932), que "tenía miedo".
Repite una y otra vez que él no debió haber jugado ese día. Y recuerda lo que ocurría a los 10 minutos del primer tiempo: "Fui a buscar una pelota con un jugador de River y como sabía que le iba a pegar, me cuidé y terminé chocando. Y ahí se armó. Vino la policía y me quería llevar preso. Estuve todo el partido temblando, porque pensaba que lo iban a hacer cuando termine el partido, pero no pasó nada", explica Varallo.
Ese día, Boca ganó 3-0 con goles de Varallo, Mutis y Alberino, y se llevó el campeonato nada menos que en la cancha de River, que en ese momento se encontraba en Alvear y Tagle. "Teníamos grandes jugadores", recuerda "Pancho".
Para Varallo, los clásicos de la época se vivían con tanta intensidad como hoy. "Había mucha expectativa, había ese fervor", cuenta, aunque marca ciertas diferencias en cuanto a la relación de los jugadores. "Hace poco estuve en una fiesta en Buenos Aires con Amadeo Carrizo. Yo le decía que antes se jugaba más leal y él me daba la razón. Ahora parece que se tuvieran bronca. Veo los partidos y se dan unas patadas terribles", explica Varallo.
"Yo era amigo de los jugadores de River. Entraba a la cancha y si la podía morder, la mordía, pero después terminaba el partido y salíamos con (Antonio) Sastre y (Adolfo) Pedernera", cuenta.
Varallo dejó Gimnasia en 1931 para firmar con Boca el primer contrato del fútbol profesional argentino. Ya había quedado la final del Mundial de 1930, donde la Argentina perdió ante Uruguay y de la que él es el único sobreviviente. Aquél pase al club de la Ribera, le trajo algunas problemas con sus vecinos platenses.
"Cuando me fui de Gimnasia, la plata de la transferencia me la dieron a mí, y acá me insultaban. Me la vi mal y la verdad es que tenían razón porque a ellos no les tocó nada", dice hoy desde la ciudad de las diagonales.
"En Buenos Aires, teníamos un departamento con mi amigo Roberto Cherro (también jugador de Boca). Y fue ahí donde conocí a Gardel. Lo encontrábamos en la calle Corrientes e íbamos a tomar café. Yo jugaba en Boca, pero a él le tiraba Racing", rememora "Cañoncito", campeón con Boca en tres oportunidades.
Varallo sabe como nadie de Superclásicos: le hizo seis goles a River con la camiseta de Boca. "El mejor fue uno que le hice a (Angel) Bossio, en un partido en el que ellos iban ganando 1-0. Pero me escapé por el wing, le pegué y convertí", comenta. El dato es impecable. Ese partido ocurrió hace nada menos que 70 años y Varallo lo tiene en la memoria como si hubiera ocurrido ayer.
"Para el domingo lo veo muy mal a River, pero por ahí los chicos se despiertan. El candidato es Boca, pero el fútbol es tan lindo que puede pasar cualquier cosa", dice sin arriesgar un resultado, a sabiendas de que no hay pronóstico que valga para este tipo de partidos, en los que él fue tantas veces protagonista. Una verdadera gloria del fútbol.
Alejandro Wall
awall@infobae.com
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