El tiempo cura las heridas y también los rencores. Restaría saber cuánto debe transcurrir, pero tratándose de 42 años, el cálculo se diluye y se entrega a la lógica. Alfredo Di Stefano fue secuestrado el 26 de agosto de 1963 y devuelto a las setenta horas de ser puesto en cautiverio; hoy se encontrará con uno de sus raptores.
El secuestro ocurrió en el anteúltimo año de Di Stéfano en el Real Madrid en el marco de la Pequeña Copa del Mundo que se disputaba en Caracas, Venezuela. Con aquel suceso, el argentino se convirtió en pionero de los futbolistas víctimas de este accionar del que hoy padece un compatriota suyo, el técnico Rubén Romano.
Hoy se encontrará con su secuestrador, Paul del Río, un venezolano nacido en La Habana, pintor y ex guerrillero de los 60. Se reconoce "hijo de españoles republicanos y anarquistas", y al momento del hecho tenía 19 años y pertenecía a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, "un grupo compuesto por militantes del Partido Comunista de Venezuela y del Movimiento de Izquierda Revolucionario, del que yo formaba parte", explica, y resalta: "Bajo esa bandera secuestramos a Di Stefano".
Respecto a los objetivos, detalla al diario español As: " No se pidió dinero por el rescate. No hubo exigencia ni condición. Lo secuestramos basándonos en su fama. Eso nos ayudaba a obtener nuestros fines, su prestigio y la fama del Madrid. El equipo fue a jugar un partido amistoso y nosotros, lamentablemente, le sacamos tarjeta roja a las seis de la mañana. Y no pudo jugar".
Cuando el periodista lo induce a relacionar su profesión actual con las actividades que realizaba en aquella época, declara: "Yo tuve una actividad importante como luchador social de aquella época en Venezuela. Fui un combatiente armado, un guerrillero, pero para serlo hay que tener una gran sensibilidad y un desapego total de lo material. Tuve que abandonar la familia, sufrir incomodidades, correr multitud de riesgos. La dictadura era despiadada".
Sobre cómo se realizó el secuestro al jugador argentino-español, Del Río explicó: "Militarmente hablando fue una operación bastante sencilla. Fuimos a buscarlo a la habitación del hotel Potomac y lo sacamos. Nos hicimos pasar por Policías de la Judicial. El compartía habitación con Santamaría. Subimos y le dijimos que había una investigación sobre tráfico de drogas y que nos constaba que el señor Di Stéfano estaba involucrado. Le pedimos que nos acompañara unos minutos, que era sólo un trámite burocrático".
"No le quedó más remedio que acompañarnos, porque estábamos armados. Luego, ya en el coche, le explicamos quiénes éramos y de qué se trataba. La idea era retenerlo dos o tres días y soltarlo, para formar un escándalo internacional. Propaganda para que la opinión pública mundial supiera las actuaciones de la dictadura que la prensa estaba ocultando", revela del Río.
El secuestrador asegura que el jugador se lo tomó con calma, ya que "lo comprendió todo y no tuvo miedo". "Le garantizamos que no habría violencia y que estábamos dispuestos a entregarnos antes de poner en riesgo su vida si teníamos un encuentro con la Policía Política. Me contó que Fangio había sido secuestrado en La Habana cinco años atrás y que a él lo habían tratado muy bien... Se dio cuenta de que era la misma situación. Lamentablemente coincidió que en esos días su hijo Alfredito cumplió años. ¡Lo celebró con nosotros!", rememoró.
El piloto argentino quíntuple campeón mundial había sido secuestrado unos seis años antes, en vísperas del Gran Premio de Cuba. "Montamos el operativo de una manera similar a la de Fangio. Ellos eran amigos y los dos estaban en la cumbre de su carrera", explicó.
En cuanto a la relación que mantenían con su víctima, del Río expuso: "Estuvimos en un apartamento con todas las comodidades. Le preguntábamos qué quería comer por si había que ir a buscar algo, jugábamos al dominó, al ajedrez". Y en alusión al tiempo que pasó luego de su liberación, contó: "Nos hemos mandado saludos a través de un amigo común, un comentarista de la televisión argentina. No quiero revelar su nombre. Pero durante el secuestro Di Stéfano fue amable y simpático", argumentó.
Lo que sigue es historia conocida. El actual presidente honorario del Real Madrid fue liberado setenta horas después, sano y salvo. "Lo dejamos a escasos cien metros de la embajada de España. Le aconsejamos que se metiera, por su seguridad, por si la Policía Política quería interrogarlo o molestarlo. Los policías de aquella época eran muy represivos. A centenares de nuestros compañeros los asesinaron tirándolos desde los aviones", contó con sumo detalle.
En cuanto a él, fue encarcelado después de que "se dieran cuenta de quién era yo dos meses después porque mi organización me dio orden de difundir fotos para dar la cara. Sólo me capturaron a los 10 años. Fui preso tres, pero el delito había prescrito y me tuvieron que soltar".
Del Río y Di Stéfano se volverán a ver hoy, en el marco del film "Real Madrid, la película". "Fue nuestro huésped y yo hoy, 42 años después, soy huésped suyo y del Madrid. Cuando nos enfrentemos nos daremos un abrazo. Hay un lado humano en esta historia. La guerra es así de dura, pero es humana dependiendo del talante de los que batallan", concluyó.