Carlos y Camilla se casaron y pidieron perdón

El príncipe de Inglaterra y la aristócrata oficializaron una relación amorosa de 35 años. Los cónyuges pidieron perdón en la capilla dentro del castillo de Windsor

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El príncipe Carlos de Inglaterra y Camila Parker Bowles se casaron ayer por civil en el Ayuntamiento de Windsor y bendijeron su matrimonio en la capilla de San Jorge, donde pidieron perdón por sus "pecados y maldades".

Carlos de 56 años y Camila de 57 oficializaron su relación amorosa clandestina que mantuvieron durante 35 años y que generó polémicas en la sociedad inglesa y en la monarquía británica.

La reina Isabel II de Inglaterra y su esposo, el duque Felipe de Edimburgo, faltaron a la ceremonia civil que tuvo la carcterística de ser estrictamente privada y sólo contó con 20 invitados.

No obstante, la reina Isabel II y su esposo se ubicaron en la primera fila de la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, donde el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, bendijo el matrimonio civil ante 700 invitados de casas reales, políticos y artistas británicos.

La ceremonia civil en el Ayuntamiento de Windsor duró unos pocos minutos, estuvo a cargo del superintendente del registro civil, Clair Williams y los testigos fueron el príncipe Guillermo, hijo mayor de Carlos, y Tom Parker Bowles, primogénito de Camila.

En esa oportunidad, Parker Bowles lució un vestido crema con un sombrero al tono, mientras que Carlos vistió un jacquet negro y chaleco gris.

La pareja real saludó brevemente a las personas que la esperaban en la puerta del ayuntamiento, antes de ir al castillo de Windsor en un Rolls Royce negro modelo 1962 que perteneció a la Reina Madre, para tener la bendición de la iglesia anglicana.

Carlos y Camila, quien se convirtió en la duquesa de Cornualle, abandonaron el ayuntamiento por un corredor decorado con jazmines y lirios y el príncipe aprovechó la oportunidad, para regalarle a su esposa un anillo de boda hecho de oro galés.

Camila para presentarse en la capilla de San Jorge cambió su vestuario, lució un vestido largo de color gris plateado con reflejos dorados y portó un tocado de espigas.

En la ceremonia religiosa, la pareja real se prometió fidelidad y se mostró seria cuando tuvo que arrodillarse frente al altar, para la lectura de las plegarias del "Libro de los Rezos Comunes" de 1662, donde se pide perdón por las maldades del pasado.

"Reconocemos y nos arrepentimos de nuestros múltiples pecados y maldades que, de vez en cuando, hemos dolorosamente cometido ya sea de pensamiento, palabra y obra contra vuestra Divina Majestad, provocando con razón vuestra ira e indignación contra nosotros", rezó uno de los pasajes de ese libro leído en la ceremonia.

Posteriormemte, se entonó el himno nacional británico "God Save the Queen" (Dios Salve a la Reina) y los novios saludaron junto con la reina Isabel II y el duque de Edimburgo a los invitados, entre los que se encontraba el primer ministro inglés Tony Blair.

También la pareja saludó a varias organizaciones de caridad que la esperaron fuera de la capilla.

La segunda boda del príncipe Carlos fue mucho más discreta que la primera cuando se unió en 1981 con la princesa de Gales, Diana Spencer, que es la madre de sus dos hijos, Harry y Guillermo.

No obstante, incluyó una recepción para más de 800 personas en el castillo de Windsor que ofreció la reina y en la que los invitados disfrutaron de una de las veinte tartas galesas que el palacio de Buckingham solicitó a Etta Richardson, una mujer de 76 años de Gales que es famosa por no revelar sus recetas.

El príncipe probó por primera vez la tarta el 13 de julio de 2004 con motivo de una visita que hizo a la localidad galesa de Llansteffan, donde elogió la creación de Richardson.

Carlos y Camila tomaro un avión hacia Escocia, donde pasarán su luna de miel

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