Destituyen a un juez por tener un pesquero y comercializar

Hipólito Giménez era propietario de la nave y vendía lo que capturaba, actividad incompatible con su cargo

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El juez Hipólito Giménez, miembro de la Cámara de Apelaciones de Trelew, fue destituido de su cargo por el Tribunal de Enjuiciamiento de Chubut tras comprobar que posee una embarcación pesquera con la que realizaba una actividad económica incompatible con su investidura.

La acusación demostró ante el tribunal que Giménez es propietario del pesquero "La Paloma", de la flota amarilla, y que comercializaba lo que capturaba la nave, algo incompatible con sus funciones.

El fallo, sin precedentes en la historia judicial de Chubut, fue pronunciado por el Tribunal encabezado por el presidente del Superior Tribunal de Justicia, Daniel Caneo, e integrado por los diputados José Antonio Karamarko (PJ) y Carlos Relly (UCR) y Jorge Echelini y Guillermo Gregorio por el foro local de abogados.

Entre los testimonios figuran los de marineros que se desempeñaron en "La Paloma", como su ex patrón Francisco Techi, y el pescador David Pablo Botaro.
"Nosotros varias veces nos reunimos con Giménez, cuando él ya era juez, por temas de pagos y otros asuntos referidos al barco, como así también nos solucionaba algunos trámites ante Prefectura" sostuvo Techi.

Botaro ratificó lo dicho por su ex compañero de trabajo y agregó que Gimenez le pagó "en negro", con la presunta intención de evadir su responsabilidad fiscal.

El dictamen que destituyó al camarista fue adoptado por unanimidad por el tribunal, y si bien el veredicto fue adelantado, habrá que aguardar hasta el jueves de la semana próxima para conocer los fundamentos.

La acusación contra Gimenez nació de publicaciones periodísticas que luego fueron tomadas por el Procurador Fiscal, Eduardo Samamé, para imputar los presuntos delitos que concluyeron con la destitución del camarista, previo paso por el Consejo de la Magistratura que le dio entidad a los cargos.

La defensa intentó demostrar que Giménez no se encargaba de la comercialización de lo producido por el barco, que es lo que está prohibido, y minimizó su responsabilidad en la actividad al indicar que la mitad del barco no era suya, aunque en el mismo juicio quedó en claro que era de su esposa.

Durante todo el proceso el camarista acusado se mantuvo en silencio, aunque utilizó el último tramo de la audiencia para el derecho a la última expresión antes de que los jueces pasaran a deliberar.

Gimenez aseguró ser víctima de "una campaña de prensa, alrededor de la cual giran poderosos intereses", y llegó a acusar de "prácticas mafiosas" a la relación entre los poderes económicos y los medios de comunicación.