Tigre se coronó hoy con anticipación ganador del Apertura de Primera B, con lo que se garantizó la final por el ascenso, al derrotar como visitante por 2-0 a su
máximo rival, Platense, con lo que tomó ventaja decisiva de cuatro
puntos sobre los "calamares" cuando sólo queda una fecha por jugar.
El triunfo tiene ribetes de histórico para Tigre por haberlo conseguido como visitante pues no vencía en esa condición a Platense ya que no le ganaba desde 1975, año en el que había iniciado una racha negativa de siete derrotas seguidas.
Tigre, al que le bastaba un empate para llegar con un punto de ventaja a la fecha de cierre, definió rápidamente el pleito con dos goles anotados en el primer tiempo por Carlos Luna a los 21 minutos y Eugenio Peralta Cabrera a los 34.
Si bien Tigre arrancó en posición ambiciosa, enseguida hizo recordar que el empate le servía para llegar puntero a la última fecha y cedió la iniciativa.
Así, Platense pudo prevalecer en el medio pero de los pies del enganche Luis González no salieron habilitaciones claras para potenciar las chances de los puntas, Bergessio y Molina.
Así, las llegadas de Platense no pasaron de meras aproximaciones al arco de Campestrini.
En cambio, Tigre, cuando pudo atacar, desnudó fallas en la contención de los locales.
Así se puso en ventaja. Fue a los 21 minutos y de la manera más simple, a partir de una corrida de Luna desde la mitad de la cancha.
A pesar de llegar obstaculizado por Banegas y cuando ya se caía, el ex delantero del Deportivo Español pudo tocarla para ponerla fuera del alcance del arquero Gambandé.
Y a los 34, cuando Platense ya parecía deshilachado y Alsina había estado, de cabeza, cerca del segundo gol, aumentó Tigre, esta vez después de una pelota en profundidad que terminó en los pies de Peralta Cabrera. Este se situó mano a mano con el arquero, casi como si fuera un penal con pelota en movimiento, y con un derechazo bajo la clavó a la izquierda del arquero.
La segunda parte fue una réplica aumentada de la impotencia del local para revertir la situación, porque Tigre se refugió y apostó todo a cada vez más esporádicas contras.
Con todo el protagonismo, Platense se mostró exasperantemente lento en el traslado hacia los laterales para desembocar siempre en el juego aéreo para lucimiento de los defensores de Tigre y de su arquero Campestrini, que no dio rebotes.
El resto dependió del atento monitoreo del entrenador Caruso Lombardi, quien mandó a la cancha a Galmarini en cuanto advirtió que entraba el xperimentado delantero Marcelo "Chino" Ríos para el equipo marrón.
Y después hizo ingresar a Arriola para que retuviera lo más posible el balón.
Ganó el mejor, el mejor de todo un torneo que punteó casi de cabo a rabo y el mejor de estos noventa minutos.