De dónde provienen los nombres de los huracanes

Para bautizar a los ciclones se usan listas alfabéticas de 21 nombres que se repiten cada seis años, aunque si el efecto es devastador, se los quita del listado

Guardar
  162
162

"Matthew", "Nicole", "Otto" y "Paula" son nombres que darán mucho que hablar, ya que servirán para bautizar a los próximos ciclones tropicales que azoten la cuenca atlántica de Estados Unidos, el Golfo de México y el Caribe.
Si alguna vez se ha preguntado de dónde sale toda esa nomenclatura, Neal Dorst, un "cazador de huracanes", sabe las respuestas.

En sus 25 años como meteorólogo en el Centro Nacional de Huracanes, en Miami (Florida), voló más de cien veces al ojo de un huracán, que describe, en una entrevista con la agencia EFE, como "un lugar tranquilo... un círculo a menudo rodeado de nubes a través del cual se puede ver el cielo".

El veterano meteorólogo se ríe cuando se le pregunta sobre cuándo llegarán "Matthew", "Nicole", "Otto" y "Paula", porque sus expediciones a bordo de los aviones "P3" le han enseñado que los huracanes son caprichosos e imprevisibles.

Hay quien piensa que esa naturaleza intempestiva hizo que, durante décadas, las tormentas tropicales llevaran nombre de mujer.

No está claro si fue ese el motivo que llevó a los meteorólogos de la Marina de EEUU y los miembros del Cuerpo Aéreo del Ejército a bautizar informalmente las tormentas del Pacífico con los nombres de sus novias y esposas durante la Segunda Guerra Mundial.

La tradición se extendió a la zona del Atlántico y continuó, con breves interrupciones, hasta casi finales de los años 70, cuando la Organización Mundial de Meteorología, en coordinación con los distintos centros nacionales, creó una lista alfabética que incluye nombres de ambos sexos.

Esta regla se sigue ahora en la mayoría de zonas ciclónicas, con excepción del Pacífico Noroccidental, que incluye a Japón, China y Camboya, y donde los vientos huracanados tienen nombre de flores, pájaros y comidas. "Yanyan", "Fung-wong" y "Lupit" son algunos ejemplos.

Dorst explica que en la cuenca atlántica de EEUU, el Golfo de México y el Caribe se utilizan listas alfabéticas de 21 nombres que se repiten cada seis años, aunque cuando los efectos son devastadores el nombre se elimina de la lista.

En la de jubilados figura "Andrew" (1992), el huracán más caro de todos los tiempos, con 30.000 millones de dólares en daños.

"Audrey" (1957), que se cobró la vida de 390 víctimas en EEUU, también ha salido de circulación.

Tampoco volverán a escucharse los nombres de "Betsy", "Anita", "Fifi" y "Luis", que pese a su inocente nomenclatura cometieron fechorías varias.

Se prevé que "Iván" -"el terrible"- pase también a engrosar la fila de retirados, al igual que "Jeanne", que ha sembrado a su paso muerte y desolación, sobre todo en Haití.

Una vez que un nombre desaparece de la lista, un comité integrado por miembros del centro de Miami y representantes de instituciones meteorológicas del Caribe se encarga de llenar el vacío.

Estos escogen nombres típicos de las zonas afectadas, aunque se sabe que las selecciones no siempre son fortuitas.

Los huracanes "Charlie" y "Bonnie" deben su nombre a Charlie y Bonnie True, un matrimonio que trabajó durante muchos años en el centro de huracanes de Miami.

"Charlie era fotógrafo y Bonnie estaba siempre en la oficina ayudando con los preparativos de los viajes de los investigadores", recuerda Dorst.

De todos modos, y pese a su notoriedad, estos catastróficos fenómenos vivieron muchos años en el anonimato y respondían al genérico título de huracán, que proviene de "Jurakan", nombre con los indios taínos del Caribe llamaban ya a este fenómeno antes de la llegada de los españoles a América.

Según el Centro Nacional de Huracanes, el primero en usar nombres propios fue un científico australiano a principios del siglo XX.

El científico solía emplear nombres de políticos que le desagradaban, lo que le permitía referirse al político en cuestión como "un objeto errante en el Pacífico".
No falta quien abogue por volver a implementar la idea, lo que generaría titulares del tipo: "George Bush, causante de grandes desgracias" o "El huracán John Kerry tiene menor intensidad de lo previsto". EFE

Guardar