El acuerdo firmado a última hora del miércoles entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) abre la puerta para la renegociación de la gigantesca deuda pública del país, bloqueada desde la suspensión unilateral de pagos decretada hace casi dos años por el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá. Ésta es la consecuencia más sustancial del texto acordado por tres años, pero con apenas metas para 365 días en las cuestiones de mayor calado.
Sobre el papel, unos y otros han cedido lo suyo hasta alcanzar el entendimiento, aunque el Gobierno del presidente Néstor Kirchner, que ha recibido parabienes en cascada, presenta el acuerdo como un éxito de la firmeza y la dignidad y un ejemplo de que no ha cedido a las exigencias del FMI.
El acuerdo ha sido alcanzado después de tres meses y medio de negociaciones, que estuvieron a un tris de romperse por el cambio del calendario del FMI en los desembolsos después de cada vencimiento que debe afrontar Argentina. Tras un largo tira y afloja, la versión final es, según los negociadores argentinos, la más aceptable, ya que da mayor disponibilidad de fondos en el último tramo del 2005, en el que hay los mayores pagos de bonos, títulos de deuda e intereses a los organismos financieros.
La meta de un superávit fiscal primario (antes del pago de intereses) del 3% del PIB para el año próximo es perfectamente realizable, según el equipo económico, y más moderado que el 4,5% que suscribió Brasil en su acuerdo con el FMI. El 3% supondrá, en cualquier caso, un notable esfuerzo fiscal para un país que ha incumplido reiteradamente sus metas en este terreno. El porcentaje supone un ahorro de unos 4.000 millones de dólares.
En lo que se refiere al espinoso tema de las tarifas de los servicios públicos gestionados por empresas privatizadas, congelados desde la devaluación, Argentina ha logrado que no figure en el acuerdo un calendario explícito, pero no descarta que antes de fin de año haya algunos avances en los servicios de agua y luz.
El Congreso está a punto de aprobar una ley que deja la puerta abierta al Gobierno a aumentos de tarifas en casos de emergencia. El presidente Kirchner reiteró ayer su voluntad de analizar los contratos con las empresas, entre las que destacan varias firmas españolas, antes de adoptar una decisión sobre tarifas.
"Hay que ver si las empresas cumplen sus obligaciones", dijo al vaticinar una negociación "fuerte y transparente". Anticipó que la semana próxima tomará algunas decisiones sobre esta cuestión sin entrar en más detalles, pero sí aludió a algunos países europeos, sin dar nombres, que "defienden los intereses de determinados grupos económicos". En este punto reconoció la existencia de intereses contrapuestos: "Quisieron imponer un calendario de tarifas que de ninguna manera voy a aceptar".
El Gobierno también logró evitar que figurara explícitamente en el acuerdo una compensación a los bancos por los depósitos que tuvieron que devolver en dólares a quienes ganaron recursos de amparo. Este tema no está zanjado definitivamente, ya que todavía no hay una sentencia definitiva de la Corte Suprema.
"No hay nada bajo la alfombra", ha repetido Kirchner en las últimas horas, ante la sospecha de que el principio de acuerdo alcanzado puede esconder algún compromiso no difundido. En el tramo final de la negociación saltaron chispas entre el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el presidente, que no ha ocultado las divergencias. El primer mandatario tomó personalmente las riendas de la discusión, lo que probablemente tratará de capitalizar en las elecciones cruciales del domingo próximo, en las que el 46% del electorado argentino acude a las urnas.
Tras la firma del acuerdo, el presidente argentino dio luz verde para el pago al FMI de los 2.900 millones de dólares que debía abonar el martes pasado.
Los principales puntos del acuerdo son:
- Deuda. Se refinanciarán todos los vencimientos de capital previstos hasta septiembre de 2006, por un monto de 21.610 millones de dólares (12.500 millones con el FMI, 5.622 millones con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y 3.488 millones con el Club de París y otros acreedores). Los vencimientos se determinarán en una reunión previa a la cumbre del FMI en Dubai, entre los días 18 y 19 de septiembre.
- Cuentas fiscales. El superávit primario de las cuentas fiscales deberá ser del 3% del PIB en 2004, repartido entre un 2,4% correspondiente a la nación y el 0,6% a las provincias. Las metas para los dos años siguientes quedan abiertas para la negociación.
- Crecimiento. Para 2003 se espera que la producción avance entre el 5% y el 6%, mientras que para el periodo entre 2004 y 2006 el PIB debería crecer a un 4%.
- Gasto público. No podrá exceder el 4% del PIB.
- Reforma tributaria. Se ampliará la base del IVA, se eliminarán gradualmente los llamados impuestos distorsivos, como el impuesto a las transacciones bancarias.
- Coparticipación fiscal. Compromiso de lograr una nueva ley de coparticipación fiscal con las provincias en 2004. Hasta ahora este objetivo ha figurado en varios acuerdos y nunca se ha cumplido.
- Servicios públicos. No hay calendario para el aumento de tarifas y se revisará si se han cumplido los compromisos adquiridos en las privatizaciones.
- Bancos. No se incluye en el acuerdo la compensación a los bancos por el pago de los recursos de amparo a dólar libre, el denominado corralito. Las entidades de crédito reclaman 8.000 millones de pesos (2.758 millones de dólares).
- Reservas. El nivel de reservas del Estado se establecen en 14.000 millones de dólares para 2004, y entre 15.000 y 15.600 para 2005.