El ex presidente argentino Raúl Alfonsín dijo que durante su gobierno impulsó "con mucho dolor" las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, aunque aseguró que tuvo que tomar estas medidas "para salvar la democracia" de su país.
Ambas leyes de amnistía, promulgadas en 1985 y 1987 respectivamente, permitieron eludir juicios a numerosos militares que violaron los derechos humanos durante la dictadura que gobernó Argentina durante 1976 y 1983.
"Actué de acuerdo a la ética de responsabilidad y no a mis convicciones, pero estoy orgulloso de haber logrado la democratización de Argentina", dijo hoy Alfonsín durante una conferencia de prensa en la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial.
El ex presidente (1983-1989), que participa en el curso de verano "Iberoamérica: la democracia amenazada" impartido por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), indicó que, a diferencia de otros países, en la transición política argentina no "hubo pactos de impunidad ni conversaciones previas con los dictadores".
Actualmente las leyes de Punto Final y Obediencia Debida están pendientes de tratamiento en la Corte Suprema de Justicia de Argentina que deberá pronunciarse sobre su constitucionalidad.
A ese respecto, Alfonsín dijo que ahora "las condiciones políticas e institucionales son absolutamente diferentes" y recordó que, durante su presidencia, "el malestar en las Fuerzas Armadas era muy grande y debí enfrentar tres levantamientos militares".
El político latinoamericano también se refirió a la crisis económica que atraviesan muchos países de América Latina e instó a la Unión Europea (UE) a "colaborar con la reducción de subsidios a los productos agrícolas que son los que nosotros exportamos".
"No pedimos ayuda sino justicia en el comercio exterior, se nos pide a nosotros apertura de la economía, pero esperamos que también se realice también en los países desarrollados", apuntó.
Para el ex presidente argentino, el neoliberalismo es uno de los principales responsables de la crítica situación que vive la región ya que "se trata de un pensamiento único, casi tecnócrata que se basa en un estado mínimo y desertor".
Alfonsín se mostró esperanzado en que Argentina salga de la crisis, gracias al fortalecimiento, entre otras cosas, del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Agregó que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva "se defiende todo lo que puede del neoliberalismo y es una esperanza para América Latina".
Sobre el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, Alfonsín dijo que "sus primeras acciones de gobierno son muy compatibles con el pensamiento de mi partido (Unión Cívica Radical)".
Además, apuntó que cuenta con la enorme "ventaja de que todo el país quiere que le vaya bien, todos deseamos que triunfe porque venimos barranca abajo desde hace mucho".
En su intervención en el curso de la UCM, el ex presidente argentino habló sobre los problemas internos y externos que amenazan la democracia en Iberoamérica entre los que mencionó los malos manejos del estado, la pobreza, la lucha interna en los partidos políticos y la corrupción. "Los externos son los muy conocidos, la deuda externa, el neoliberalismo y los derivados de la actitud imperialista norteamericana", concluyó.