Cuando el presidente Eduardo Duhalde dijo a principios de año que la persona que apostara al dólar iba a perder, no estaba del todo en lo cierto, ya que quien hubiera comprado un dólar a $1 a fines de diciembre habría multiplicado su inversión en pesos en 250 por ciento. De hecho, sólo unas pocas acciones superaron el rendimiento de la divisa norteamericana, en su mayoría, empresas exportadoras que mantienen sus ingresos atados al dólar.
A fines de diciembre del 2001, el índice Merval -que engloba los principales títulos de la Bolsa porteña- estaba en apenas 295,38 puntos. Sin embargo, tras varias jornadas de feriados bursátiles con devaluación y pesificación mediante, los operadores empezaron a recurrir a acciones de empresas exportadoras para cubrirse del riesgo cambiario.
El Merval pasó inmediatamente a los 343 puntos a principios de enero y, en lo que va del año, lleva ganado 77% en pesos, aunque todavía queda 49% por debajo del dólar.
En esa línea, papeles de compañías como Atanor, Siderar, Perez Companc y Celulosa registraron importantes repuntes en pesos, mientras que otras como Comercial del Plata, Garovaglio & Zorraquín e Indupa llegaron incluso a superar al dólar, si se tiene en cuenta su cotización a diciembre del 2001.
Indupa, por ejemplo, subió de los 0,20 a 1,94 peso. Esto significa que en pesos creció 870% y en dólares, 177 por ciento. Algo similar ocurrió con Garovaglio & Zorraquín, que de 0,19 pasó a 1,37 peso.
Sin embargo, no todas las compañías de la Bolsa tuvieron la misma suerte. Los papeles de los bancos y de las empresas de servicios públicos fueron, en general, bastante golpeados. En el primer caso, el corralito, la devaluación y la pesificación asimétrica hicieron estragos en los balances de las entidades y marcaron el derrumbe del sistema. Mientras que en el caso de las empresas de servicios públicos, el no poder ajustar sus tarifas al dólar las transformó en uno de los sectores menos competitivos.
Algo similar ocurrió con los bonos. Pesificada y en default, la deuda pública sufrió una fuerte caída en términos de dólares. El Bonte 02, por ejemplo, cotiza a apenas $68,5, o u$s19,5, y acumula desde diciembre del 2001 una caída en dólares de 66,8 por ciento.
Los títulos públicos de legislación internacional, como los Brady (Discount, Par y FRB) y los Globales, no fueron pesificados, pero su precio no supera, en promedio, los u$s22, además de que apenas se negocian ahora en la plaza internacional.
Las tasas no alcanzaron
Entretanto, las personas que a principios de año se animaron, a pesar de todo, a colocar su dinero en una inversión de plazo fijo tuvieron a fin de año un rendimiento promedio de 47,1 por ciento.
En todo momento, las entidades financieras debieron competir con las Letras del Banco Central (Lebac) por los ahorros de la gente. En ese sentido, las letras fueron mejores alternativas hasta mediados de año, cuando ofrecían tasas en torno de 129% anual por colocaciones a catorce días.
Sin embargo, la estabilidad cambiaria también les jugó en contra a los ahorristas que se decidieron por el BCRA, ya que ahora la entidad no paga más de 7% anual por captar fondos a treinta días.
Los más conservadores que, como en las antiguas épocas, se volcaron al oro, tuvieron su beneficio, ya que el metal creció casi 23% en el año.